Yo soy tuya y tú eres mío - Capítulo 1615
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1615:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Jarrod esperó a que Nicole hablara. En su lugar, Rhett sacó un documento y dijo: «Señor Schultz, este es el acuerdo redactado según las instrucciones de la señorita Lawrence. Por favor, revíselo».
Jarrod cogió el documento y lo leyó.
Las condiciones que Nicole había establecido para quedarse con el niño eran similares a la propuesta anterior de Jarrod. Sus condiciones incluían finalizar el divorcio en el plazo de una semana desde el nacimiento del niño, sin margen para retrasos. Estaba claro que Nicole no sentía ningún apego por su calculado matrimonio más allá del niño.
Además, Nicole insistió en vivir en su propio apartamento hasta el nacimiento del niño. El arreglo le otorgaría libertad, asegurándole que Jarrod no podría interferir en su vida, incluidas sus visitas con Austin. Su relación estaría prácticamente divorciada, con sólo el papeleo pendiente después del nacimiento del niño.
Para asegurarse de que Jarrod no se echara atrás, Nicole insistió en involucrar a abogados y en certificar el acuerdo ante notario. Conocía muy bien la tendencia de Jarrod a incumplir sus promesas.
La decisión de Nicole de quedarse con el niño no se debía sólo a la propuesta de Jarrod. El mejor estado de su madre y su propio cambio de opinión la habían llevado a tomar esa decisión.
El niño, antaño no deseado, se había convertido poco a poco en la imagen de una pequeña y preciosa vida. De hecho, el niño era inocente, eran los adultos los que tenían la culpa. Por lo tanto, no sería justo que el niño pagara por sus errores.
Los labios de Jarrod se curvaron en una sonrisa amarga y burlona. Era un acuerdo unilateral y, sin embargo, no tenía más remedio que aceptarlo. Él se lo había buscado. Egoístamente, quería quedarse con el bebé, ya que era la conexión entre ellos, y ésta era la única manera.
Jarrod firmó el documento rápidamente y dijo: «Ten por seguro que cuando nazca el niño, te dejaré libre».
Jarrod creía sinceramente que dejar marchar a Nicole sería también liberarse a sí mismo. Pasaría el resto de su vida protegiéndola a ella y a sus hijos. Así era como debían ser las cosas, sólo que se había dado cuenta demasiado tarde.
«Si no hay nada más, dejémoslo así», dijo Nicole mientras se preparaba para salir primero.
Jarrod la vio salir por la puerta, sintiendo que su corazón se hundía más con cada paso que daba.
Fuera, mientras Rhett iba a por el coche, Doreen apareció de repente delante de Nicole.
«¡Nicole!» gritó Doreen. Tenía la ropa desarreglada y un aspecto extrañamente desaliñado.
Incluso su expresión era extraña. Pero lo peor eran los moratones morados que cubrían su piel, signos reveladores de abusos y malos tratos.
Nicole frunció el ceño. No sabía por lo que había pasado Doreen. Se quedó quieta, esperando a ver qué hacía Doreen.
«¡Te odio! Me has arruinado la vida». gritó Doreen, haciéndose eco de las palabras de Hallie.
Nicole no pudo evitar soltar una fría carcajada.
«¿Por qué siempre es culpa de los demás cuando te pasa algo malo? Eso es muy cómodo: nunca te culpes por las consecuencias de tus propios actos».
A Nicole le desconcertaba cómo pensaban Hallie y Doreen. No me extraña que no fueran capaces de sentir empatía. Continuó: «Sólo porque Roscoe no te quería, recurriste a todo tipo de medios sucios. Llegaste a conspirar con Miguel para drogar y atrapar a Roscoe. ¿De verdad no sabes cómo se celebró aquella boda?».
Por lo que Nicole sabía, Doreen no sólo estaba al corriente de la trama, sino que formaba parte de ella.
Nicole no acababa de entenderlo. ¿Amaba Doreen de verdad a Roscoe? ¿O era sólo una especie de obsesión desquiciada y retorcida? Fuera cual fuera la respuesta, era aterradora. Un amor que prefería destruir antes que dejar ir no tenía fin.
.
.
.