Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1208
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Capítulo 1208:
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¿Ahora? Solo quedaba la calma. Ella deseaba sinceramente lo mejor para Kristian.
Ellis sintió que se le quitaba un peso de encima. Por fin había dejado atrás ese doloroso capítulo.
De vuelta en el hotel, Kristian se quedó junto a la ventana durante lo que pareció una eternidad, perdido en sus pensamientos. No se movió hasta que Gerard entró con una tarta.
—Tus padres han enviado esto —anunció Gerard, colocando el pastel con delicadeza—. También querían que te transmitiera un mensaje.
Kristian dudó. ¿Un pastel?
«No dejes que tus veintinueve años sean una repetición de tus veintiocho», dijo Gerard, repitiendo las palabras.
«Entendido», murmuró Kristian. Solo entonces se dio cuenta de la fecha. Era su cumpleaños. Su expresión se volvió aún más indescifrable. «Llévate el pastel».
—Pero es tu pastel de cumpleaños.
«Considéralo un detalle por mi parte».
«Tu madre me pidió que te hiciera una foto mientras pedías un deseo», añadió Gerard.
Kristian se quedó paralizado.
Con un suspiro de renuencia, apretó los labios y se puso la absurda y llamativa corona de cumpleaños. Una vez encendidas las velas, pidió un deseo.
Si los deseos aún tenían algún poder, Kristian deseó la felicidad de Freya.
Mientras pedía su deseo en silencio, Gerard puso la canción de cumpleaños, dejando que la alegre melodía llenara la habitación.
Una vez que la última vela se apagó con un suave soplo, Gerard se inclinó, incapaz de resistirse. «¿Qué has pedido?».
«Si te lo digo, no se hará realidad».
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«No contarlo tampoco hará que se cumpla».
Kristian no respondió. Le lanzó una mirada fulminante a Gerard. Este tipo tenía un don especial para sacarlo de quicio.
—Tengo algo para ti —dijo Gerard, con voz ligera y llena de misterio—. Ven conmigo.
Normalmente, Kristian no se habría molestado, pero esa noche el silencio le resultaba insoportable. No quería estar solo, no esa noche. Incluso la molesta charla de Gerard era mejor que nada.
—¿Señor? —volvió a llamar Gerard.
Kristian se recompuso y se levantó. —Vamos.
Gerard lo llevó a la habitación de al lado.
Cuando se abrió la puerta, Kristian se encontró con una suite decorada como un salón de fiestas, con las palabras «Feliz cumpleaños» escritas con orgullo en la pared. Una lluvia de confeti llenó el aire.
Innumerables cintas y serpentinas de confeti cayeron desde arriba, revoloteando en el aire como coloridos torbellinos.
Justo en ese momento, Liam salió de detrás de la cortina, vestido como un comediante de la vieja escuela. —¡Kristian, feliz cumpleaños!
«¡Kristian, feliz cumpleaños!». Isaac y Melinda le siguieron de cerca, saliendo de la misma cortina.
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