El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1446
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Capítulo 1446:
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Corrine miró la copa, pero no la cogió.
Él añadió con una sonrisa tranquila: «Nos conocemos desde hace tiempo. Y con Jules aquí, ¿qué hay que temer?».
—No es la única que está preocupada —dijo Jules al aparecer, con una mano en el bolsillo. Se acercó y le quitó el vino espumoso a Zeke—. Corrine no aguanta el alcohol. Mejor no le ofrezcas nada.
Zeke miró el vino de frutas en la mano de Corrine y arqueó una ceja. El vino de frutas era más fuerte que el espumoso. ¿Así que a eso le llamaban no aguantar el alcohol?
Conocía a Jules desde hacía años y sabía que solo estaba cuidando de Corrine, así que no le dio importancia.
—Señorita Holland, no olvide lo que me prometió —dijo Zeke, levantando su copa para brindar.
Jules frunció el ceño y se volvió hacia Corrine. —¿Qué le has prometido?
Corrine se detuvo. —Oh, nada serio. Solo accedí a ayudarle a echar un vistazo al nuevo proyecto urbanístico de la familia Cooper.
Jules la miró con tono firme. —La próxima vez, no hagas promesas a desconocidos tan fácilmente. Nunca se sabe lo que realmente quieren.
Zeke se quedó sin palabras.
El pequeño grupo comenzó a atraer las miradas de toda la sala.
Al fin y al cabo, una reunión de jóvenes atractivos siempre llamaba la atención.
Y Corrine destacaba por encima de todos: era sencillamente impresionante. Con su rostro impecable, su figura elegante y su aire noble y distante, acaparaba fácilmente toda la atención.
Todos los invitados a la fiesta tenían poder o influencia.
Esa noche, una buena pareja podía significar más que amor: podía significar una alianza.
Justo cuando la emoción iba en aumento, Nate bajó las escaleras con los otros cuatro hombres.
Llevaba un elegante traje negro que resaltaba su figura alta y imponente.
Las luces de cristal que había arriba iluminaban sus rasgos cincelados, realzando su ya de por sí llamativo aspecto.
Su aura era fría y poderosa, y exigía atención sin necesidad de palabras. La gente se apartaba naturalmente a su paso.
Al frente del grupo, Nate recorrió la sala con la mirada. Cuando sus ojos se posaron en Corrine, algo en su expresión cambió, solo ligeramente.
El frío del aire pareció derretirse, sustituido por una tranquila calidez. Nate se acercó y le tendió la mano a Corrine. Se oyeron exclamaciones en toda la sala.
Los hombres esperaban que ella lo rechazara. Las mujeres deseaban que el interés de Nate fuera solo una mirada pasajera.
Bajo la atenta mirada de todos, Corrine sonrió y puso su mano en la de él. Sus dedos se entrelazaron y los corazones de los presentes se hundieron.
Nate la condujo hacia Carl y le hizo una reverencia respetuosa. —Buenas noches, señor Ford.
Su voz era baja y seca, pero llena de sinceridad.
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