El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1444
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1444:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Pero la obediencia ciega había embotado su fuerza. Ahora, esa obediencia se estaba desvaneciendo, sustituida por otra cosa: confianza, aunque teñida de rebeldía.
Él aún esperaba que ella le escuchara esa noche. Si no, quizá tendría que obligarla.
Dejando atrás a Dewey, Corrine caminó lentamente hacia Jules, pero Rachel la vio primero.
Rachel se acercó con una sonrisa alegre. —¡Corrine, tú también estás aquí!
Como recién llegada a Lyhaton, Rachel a menudo se sentía fuera de lugar. El banquete de esa noche, lleno de caras desconocidas, no era diferente: agotador y aburrido. Pero ver a Corrine le reconfortó un poco.
Corrine sonrió, y su mirada se posó en Rachel y Jules. Rápidamente se dio cuenta de la ingeniosa coordinación de sus atuendos.
El diseño de la corbata de Jules y el color de su pañuelo de bolsillo combinaban perfectamente con el vestido de Rachel.
Aunque los atuendos parecían discretos, la coordinación era deliberada.
Corrine no tenía ninguna duda de que Rachel estaba detrás de todo eso.
Jules no era de los que se preocupaban por los detalles; probablemente ni siquiera se había dado cuenta de que combinaban.
Mientras charlaba con otros invitados, Jules oyó la voz de Corrine. Se volvió hacia ella y se disculpó rápidamente con los que le rodeaban. —Disculpadme un momento.
Al acercarse a ella, Jules le preguntó: —¿Qué te trae por aquí?
Corrine arqueó una ceja y esbozó una leve sonrisa. —Si tú puedes estar aquí, ¿por qué no yo?
A Jules no le molestaba su presencia, pero se sentía incómodo. La subasta de esa noche no era una reunión cualquiera.
Funcionarios del Gobierno, magnates de los negocios y personajes del mundo clandestino compartían el mismo espacio, todos ellos respaldados por un inmenso poder y riqueza. Era una tormenta, y no quería que ella se viera envuelta en ella.
Sus ojos recorrieron la sala, buscando. —¿Dónde está Nate?
—Probablemente ocupándose de otra cosa —respondió Corrine con indiferencia, sin inmutarse.
Jules frunció ligeramente el ceño ante su respuesta, claramente en desacuerdo.
Estaba a punto de responder cuando se produjo un alboroto cerca de la entrada.
Todas las miradas se volvieron hacia Carl, que entraba en la sala flanqueado por los jefes de las familias Seymour, Hoffman y Brooks.
Los líderes de las cuatro grandes familias de Lyhaton, famosas y poderosas, por fin habían llegado.
Carl saludó a los invitados con cortesía, sonriendo mientras se dirigía al interior. Pero cuando vio a Corrine, la sorpresa se reflejó en su rostro. —¿Qué haces aquí?
No le había dicho nada del evento, esperando que se mantuviera alejada. Sin embargo, allí estaba.
Antes de que Corrine pudiera responder, Jules intervino con una risa seca. —Por supuesto, ha venido con ese hombre.
.
.
.