Yo soy tuya y tú eres mío - Capítulo 1682.1
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Capítulo 1682.1: Final Alternativo 1/10
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El amanecer trajo consigo un aire denso, cargado de preguntas no resueltas y decisiones que aún pesaban sobre el corazón de Nicole. La calma externa en el paisaje contrastaba con el torbellino que sentía en su interior. Había pasado demasiadas noches en vela, tratando de descifrar cómo las cosas habían llegado a este punto, cómo el amor, el dolor y la lealtad se habían entrelazado de tal manera que el futuro parecía incierto.
Jarrod, quien estaba a su lado, apenas había dormido. Aunque intentaba mantener una fachada de serenidad, Nicole lo conocía demasiado bien. Sus hombros tensos y el ceño fruncido eran señales claras de que algo lo atormentaba. Ambos estaban atrapados en un ciclo interminable de palabras no dichas, de resentimientos velados y esperanzas que, poco a poco, se desmoronaban.
Mientras observaba los primeros rayos de sol que se filtraban por la ventana, Nicole se preguntaba si alguna vez podrían regresar a esos días donde todo era más simple, cuando el amor que compartían no estaba manchado por las traiciones y los malentendidos. Pero el presente era otra cosa. La tensión entre ellos era palpable, como si ambos estuvieran esperando que el otro rompiera el silencio que había crecido demasiado.
“¿Cuánto más vamos a seguir así?” pensaba Nicole, mientras su mirada se fijaba en el anillo en su dedo, ese símbolo de una promesa que ya no sabía si podía cumplir.
Finalmente, Jarrod habló, su voz ronca por la falta de sueño. «Nicole, tenemos que tomar una decisión». Sus palabras eran simples, pero el peso detrás de ellas las hacía resonar con una intensidad abrumadora.
Nicole no respondió de inmediato. Se levantó de la cama lentamente, evitando mirar directamente a Jarrod. Sabía que la conversación que ambos habían evitado por tanto tiempo no podía posponerse más. «Lo sé», dijo finalmente, en un susurro apenas audible, como si decirlo en voz alta hiciera real la gravedad de la situación.
Jarrod la observó mientras caminaba hacia la ventana. La luz del sol iluminaba su figura, pero él solo podía ver la distancia que se había instalado entre ellos, una distancia que parecía insalvable. Había momentos en los que deseaba poder retroceder el tiempo, corregir sus errores, pero sabía que era imposible. Lo que habían perdido, ya no podía ser recuperado tan fácilmente.
«Jarrod», dijo Nicole, su voz más firme ahora, «ya no podemos seguir así. Ni por ti, ni por mí, ni por Austin». El nombre de su hijo pareció colgar en el aire, un recordatorio de lo que realmente estaba en juego.
Jarrod se levantó de la cama, cruzando la habitación con pasos lentos, pero decididos. Se paró a unos pocos pasos de Nicole, mirándola fijamente. «Lo sé», repitió, pero había algo en su tono que sugería que aún no estaba dispuesto a rendirse por completo.
Nicole lo miró a los ojos, buscando alguna señal de lo que realmente sentía, pero Jarrod, como siempre, era un maestro en ocultar sus emociones. «No quiero que Austin crezca en un hogar roto», continuó Nicole, «pero tampoco puedo seguir viviendo en esta incertidumbre. Esto no es vida».
El silencio que siguió a sus palabras fue aplastante. Jarrod apretó los puños, una oleada de emociones amenazando con desbordarse. Nunca había sido bueno expresando lo que sentía, y ahora, cuando más necesitaba hacerlo, sentía que las palabras se le escapaban. «No puedo perderte, Nicole», dijo finalmente, su voz quebrándose ligeramente. «No puedo perder todo lo que hemos construido».
Nicole sintió una punzada en el corazón al escuchar esas palabras, pero también sabía que no era tan simple. Lo que habían construido estaba colapsando, y aferrarse a los escombros no les haría ningún bien. «Ya te has perdido a ti mismo, Jarrod», respondió con suavidad. «Y en el proceso, me has perdido a mí también».
Las palabras de Nicole impactaron a Jarrod como un golpe en el estómago. Quería contradecirla, quería decirle que aún había esperanza, pero una parte de él sabía que tenía razón. Había dejado que su ambición y sus demonios internos los consumieran, y ahora, cuando estaba a punto de perderlo todo, no sabía cómo arreglar las cosas.
Nicole se volvió hacia él, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas. «Necesitamos un tiempo, Jarrod. Para ti, para mí… Para encontrar lo que realmente queremos». Las palabras dolían en su propia boca, pero sabía que era lo correcto.
Jarrod asintió lentamente, aunque el dolor en su pecho era casi insoportable. No quería alejarse de ella, pero también sabía que seguir como estaban solo les haría más daño. «Si es lo que necesitas, lo haré», dijo finalmente. «Pero prométeme que no me alejarás de Austin».
Nicole sonrió tristemente. «Nunca haría eso, Jarrod. Pase lo que pase entre nosotros, siempre serás su padre».
El alivio que sintió Jarrod fue breve, pero significativo. Aunque sabía que este era el primer paso hacia un camino incierto, también sabía que era necesario. No podían seguir fingiendo que todo estaba bien cuando ambos sabían que estaban rotos por dentro.
La mañana continuaba, y con ella, la esperanza de que, tal vez, el espacio que ambos necesitaban podría ser lo que eventualmente los sanara. Pero, por ahora, lo único que podían hacer era seguir adelante, un paso a la vez, sin certezas, pero con la promesa de no rendirse.
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