Yo soy tuya y tú eres mío - Capítulo 1549
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Capítulo 1549:
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La preocupación de Nicole por la seguridad de Roscoe al cuidado de estos guardaespaldas no era infundada.
Justo ahora, en presencia de ella y de Jarrod, uno de los guardaespaldas se había atrevido a soltar a Roscoe en el momento crítico.
No estaba segura de si se excederían en su ausencia y en la de Jarrod.
Al reconocer a Nicole como esposa de Jarrod, los guardaespaldas no aflojaron su diligencia. «Sí, señora», respondieron.
Nicole asintió con la cabeza, segura de que su condición de esposa de Jarrod reforzaba su obediencia.
La expresión de Roscoe denotó brevemente tristeza, que ocultó rápidamente.
Volviéndose hacia Roscoe, Nicole comentó: «Nos vemos en Ardlens». Su voz fue clara y firme, asegurándose de que los guardaespaldas comprendieran la gravedad de su directiva.
Roscoe asintió sutilmente con la cabeza. Observó en silencio cómo Nicole subía al helicóptero, ocultando sus emociones.
Dentro del helicóptero, el aire era tenso y frío. La presencia de Jarrod era gélida y silenciosa, lo que aumentaba el frío.
Nicole, sentada en silencio, se sentía claramente incómoda. La frialdad de Jarrod no se parecía a nada que ella hubiera visto antes.
Estaba familiarizada con sus muchas facetas -ya fuera su violencia, su calidez con los demás o su comportamiento despreocupado con ella-, pero esta gélida actitud distante era nueva.
Nicole también pensó en Alec, cuya importancia para Jarrod había aumentado considerablemente desde que ambos perdieron a sus padres. Alec, como un familiar para Jarrod, era fundamental en la vida de éste.
Nicole no pudo evitar un profundo sentimiento de responsabilidad, teniendo en cuenta el grave riesgo de lesiones que corría Alec. Podía haber avisado antes a Jarrod para evitar la caída del árbol.
Sin embargo, en ese momento crucial, su atención se centró por completo en Roscoe, al que el guardaespaldas había dejado indefenso.
Esto hizo que Nicole se sintiera culpable, independientemente de las decisiones que hubiera tomado. El alivio de saber que Alec seguía vivo fue un pequeño consuelo. Su muerte habría sido demasiado dolorosa.
El peso del silencio se cernió sobre Jarrod y Nicole durante todo el trayecto hasta el hospital.
Allí, tras examinar a Alec, el médico emitió un grave pronóstico.
«Señor Schultz, este caballero está gravemente herido, pero afortunadamente le amputaron el brazo a tiempo. De lo contrario, nunca habría recuperado la conciencia».
«Asegúrense de que sobreviva a toda costa», ordenó Jarrod con tono gélido.
Las puertas de la sala de operaciones se cerraron firmemente, impidiendo cualquier visión durante varias horas.
Cuando el médico anunció por fin que la operación había terminado, la mente de Nicole se disipó. La noticia de que Alec ya no corría peligro inmediato le produjo una profunda sensación de alivio.
A continuación, Alec fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos para un control más exhaustivo.
Poco después, Jarrod se marchó repentinamente, delegando la tarea de comunicarse con Nicole en otro asistente. La asistente le comunicó que Jarrod había decidido que lo mejor para ella era volver a casa. Alec no la querría allí al despertar.
Nicole se sintió un poco desplazada y regresó a la villa. Allí, se quitó el estrés del día con una ducha antes de decidirse a ver a Austin.
Esa noche, después de recitarle un cuento a Austin, Nicole se encontró mirando fijamente sus labios pálidos, sumida en sus pensamientos.
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