Yo soy tuya y tú eres mío - Capítulo 1518
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Capítulo 1518:
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En un santiamén, Nicole corrió de vuelta a su lugar inicial, esquivando por poco el alcance de la serpiente. Al volver a entrar en la zona marcada, la serpiente detuvo sorprendentemente su ataque.
En el tenue resplandor, Nicole vio una fina capa de azufre en el suelo, una sustancia que la serpiente parecía temer. Esta constatación la tranquilizó. La supuesta hechicería no era más que una fachada destinada a provocar miedo y reverencia.
Con una confianza recién adquirida, Nicole comprendió la urgencia de sellar la puerta antes de que Emerie regresara y descubriera su pequeña salida. La serpiente, ahora despierta, no volvería a sucumbir al sueño pronto. Nicole deliberó brevemente antes de recoger un puñado del polvo de azufre, preparada para la acción.
El tiempo pasaba lentamente mientras Nicole se preparaba. Finalmente, aprovechando su oportunidad, corrió hacia la puerta. La serpiente, al ver que se alejaba de la zona marcada, siseó y se abalanzó sobre ella.
Nicole lanzó el polvo de azufre y la serpiente cayó al suelo, incapacitada. Rápidamente, Nicole cerró la puerta y volvió a colocar el pestillo en su sitio con una herramienta improvisada.
Volviendo al lugar que le había sido asignado, observó a la debilitada serpiente, cuya débil mirada parecía ahora más un farol, similar al comportamiento de su amo. Ya no tenía miedo.
Como había previsto, Emerie reapareció, y sus agudos ojos detectaron de inmediato la difícil situación de la serpiente. La serpiente, lastimera y sometida, se retorcía débilmente en el brazo de Emerie, emitiendo débiles siseos como si suplicara ayuda.
La mirada de Emerie se volvió gélida cuando se enfrentó a Nicole. «¿Qué le has hecho?»
Nicole fingió inocencia, con la voz temblorosa en un acto de miedo. «Yo… yo no he hecho nada. Me atacó mientras me estiraba. Llevo tres días encerrada, sin apenas poder moverme. No sé por qué actuó así…».
Su actuación engañó momentáneamente a Emerie, que supuso que la serpiente se había encontrado con el polvo de azufre. Administrando una píldora de su manga, Emerie calmó a la serpiente, que obedientemente la consumió antes de acomodarse para descansar.
A diferencia del insensible jefe, Emerie sentía afecto por las criaturas que había criado y las trataba como a sus propios parientes. Odiaba verlas heridas. Acercándose a Nicole, Emerie le ofreció otra píldora, asegurándose de que la ingiriera guiando su garganta.
Nicole obedeció, sintiendo cómo los efectos de las píldoras aumentaban su vitalidad sin necesidad de sustento. Con un persistente aroma a pino, probablemente de Roscoe, Emerie se marchó sin más discurso. Nicole lo tomó como una señal de Roscoe.
Cerrando los ojos, Nicole se preparó para descansar, animada por la inesperada eficacia de las píldoras, que le infundieron un vigor inusitado.
Al caer la noche, Nicole examinó con cautela su entorno. La serpiente, aún recuperándose, permanecía inactiva. Acercándose sigilosamente a la puerta en puntas de pie, Nicole buscó el pestillo, sólo para descubrir que ya estaba entreabierto desde el exterior.
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