Yo soy el Alfa Dominante: Me perteneces - Capítulo 32
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 32:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La manada aulló al unísono, alzando sus voces en desafío. Por primera vez en días, sentí una chispa de esperanza, un recordatorio de que incluso ante la pérdida, podíamos encontrar la fuerza.
Dante se acercó cuando la manada comenzó a dispersarse, con expresión pensativa.
«Eso era exactamente lo que necesitaban oír».
Lo miré, con una leve sonrisa en los labios.
«Quizá es lo que yo también necesitaba oír».
Él me devolvió la sonrisa, con una mirada cálida que me tranquilizó. Por primera vez en lo que me pareció una eternidad, me permití creer que podíamos resistir. Que podíamos ganar.
POV: Elara
La sala del consejo estaba abarrotada, con lobos reunidos alrededor de la mesa central. La tranquila cámara zumbaba de sospecha e inquietud. Las noticias habían viajado rápido: la patrulla de Silas había sido emboscada a lo largo de la frontera sur, una ruta que no debería haber conocido.
«Tenemos un traidor», dijo Miriam, con voz firme. Su mirada recorrió la sala, desafiando a cualquiera a contradecirla.
Los murmullos se hicieron más fuertes, el aire se cargó de tensión. La sala se quedó en silencio, todas las miradas se volvieron hacia mí, esperando una decisión.
—No lo sabemos con certeza —dije con voz firme, aunque podía sentir el peso de sus expectativas—.
Podría haber sido una coincidencia.
—¿Una coincidencia? —espetó Miriam con tono agudo y cortante—.
Silas sabía exactamente cuándo y dónde atacar.
Sus palabras flotaban en el aire como un desafío, retando a cualquiera a negar la implicación. Levanté una mano para pedir silencio, aunque la tensión no disminuyó. Todos los ojos seguían puestos en mí.
La voz de Osric era baja pero firme.
—¿De qué otra manera sabría Silas cuándo atacar? Alguien de esta manada le está proporcionando información.
La acusación golpeó con fuerza y sentí el peso de la misma asentarse sobre la sala. Los lobos intercambiaron miradas inquietas, su desconfianza era palpable. Esto era exactamente lo que Silas quería: división, sospecha, miedo.
«No señalaremos con el dedo sin pruebas», dije finalmente, mirando a cada lobo por turno.
«Pero descubriremos la verdad. Si hay un traidor, responderá por sus acciones».
La sala quedó en silencio por un momento, mientras mis palabras calaban hondo. Poco a poco, los lobos comenzaron a dispersarse, sus susurros se desvanecieron al salir de la sala. Solo Osric y Dante permanecieron, con expresiones sombrías.
—Esto hará pedazos a la manada —dijo Osric sin rodeos.
POV: Elara
—Los ancianos ya están nerviosos y los lobos más jóvenes están asustados. Si no podemos encontrar a este traidor rápidamente…
—Lo sé —dije, interrumpiéndole.
—Pero no acusaré a nadie sin pruebas. No es así como lideramos.
Osric asintió a regañadientes y se fue, dejándome a solas con Dante. Se apoyó en la mesa, con los brazos cruzados, mientras me estudiaba.
—¿Crees que Miriam tiene razón? —preguntó.
—Creo que no importa si tiene razón —respondí en voz baja.
—El daño ya está hecho. La manada está dividida y Silas está ganando sin siquiera levantar una garra.
Dante se acercó, con la mirada fija.
—Los encontraremos. Sea quien sea, no pueden esconderse para siempre.
Asentí, pero el peso de sus palabras no sirvió para aliviar el nudo en mi pecho.
El campamento estaba en silencio, los lobos inquietos pero tranquilos. Me quedé de pie cerca del borde del claro, observando la línea de árboles mientras las sombras danzaban a la luz parpadeante de las hogueras. Mi instinto me decía que me moviera, que actuara, pero sin pruebas, caminaba a ciegas.
.
.
.