Yo soy el Alfa Dominante: Me perteneces - Capítulo 108
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Capítulo 108:
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La sala se sumió en un silencio reflexivo, la tensión se alivió cuando los lobos parecieron llegar a un consenso tácito. Todavía tenían sus dudas, sus temores persistentes, pero la sugerencia de Celia les había dado un camino a seguir, una oportunidad de ver por sí mismos la lealtad de Dante.
Cuando terminó la reunión y los lobos comenzaron a salir en fila, Osric se acercó a mí, con expresión seria pero de apoyo.
—Elara, lo has manejado bien. Dante tiene mucho que demostrar, pero creo que le estás dando una oportunidad justa.
—Gracias, Osric —respondí con voz suave.
—Solo quiero lo mejor para la manada. Creo en Dante y creo que puede ser el lobo que necesitamos que sea. Solo necesito que ellos también lo vean.
Él asintió con la cabeza, una leve sonrisa tocó sus labios.
—Si alguien puede salvar esta brecha, eres tú.
Después de que Osric se marchara, me quedé en el vestíbulo, tomándome un momento para ordenar mis pensamientos. La confianza de la manada en mí era inquebrantable, pero su confianza en Dante tardaría en construirse. Y si íbamos a enfrentarnos a Silas con un frente unido, no podíamos permitirnos estar divididos.
Mientras salía del salón, vi a Dante esperando justo afuera, su mirada parpadeando con curiosidad y un toque de tensión. Sabía que esta reunión sería difícil, que su presencia seguía siendo un punto de discordia entre los lobos mayores.
—Elara —saludó, con voz cuidadosa y mesurada.
—¿Cómo ha ido?
—Encontré su mirada, con voz suave pero tranquilizadora.
—Todavía tienen sus dudas, Dante. Pero creo que hemos encontrado una forma de avanzar. Quieren ver tu lealtad por sí mismos. Necesitan pruebas, algo tangible.
Asintió, con una sombra tenue cruzando su rostro.
—Lo entiendo. Nunca esperé que fuera fácil. Solo dime qué necesitas de mí.
—Celia sugirió que asumas responsabilidades más visibles, cosas que permitan al grupo verte en acción. No solo entrenamiento o defensas, sino tareas que demuestren tu compromiso con ellos, con todos los lobos aquí.
Una pequeña y decidida sonrisa tocó sus labios.
—Haré lo que sea necesario, Elara. Estoy aquí por la manada, y si eso significa demostrar mi valía, que así sea.
Sentí una oleada de gratitud, de orgullo, al mirarlo. Este era el Dante que recordaba, el lobo que haría cualquier cosa para proteger a su familia, para demostrar su lealtad. Y ahora, estaba dispuesto a hacerlo no solo por mí, sino por todos los lobos de la manada Garra.
—Lo verán, Dante —dije con voz llena de tranquila certeza—.
Verán al lobo que yo veo, el que lucha por nosotros, el que está a nuestro lado.
Él extendió la mano y me puso una sobre el hombro, su toque era firme y estable.
—Gracias, Elara. Por creer en mí, incluso cuando los demás no lo hacen.
Puse mi mano sobre la suya, un calor se extendió por mí.
«Siempre creeré en ti, Dante. Estamos juntos en esto».
Cuando se apartó, su expresión se suavizó, una vulnerabilidad parpadeó en su mirada.
«Lo demostraré, Elara. A la manada y a ti».
Nos quedamos allí, con un entendimiento silencioso entre nosotros, y por primera vez desde su regreso, sentí una sensación de paz, la certeza de que, juntos, podríamos afrontar cualquier desafío que se nos presentara.
Porque, sin importar las dudas, los miedos o las sombras del pasado, estábamos unidos. Y juntos, haríamos de la Manada Talon más fuerte de lo que había sido nunca.
POV: Elara
Los días siguientes estuvieron llenos de una intensa quietud, una calma en el aire que parecía flotar sobre el recinto. Cada lobo sabía que estábamos a punto de algo, que Silas no se iría simplemente después de la exhibición que habíamos montado para sus exploradores. Había probado el límite de nuestras defensas, había visto nuestra unidad, y sabíamos que no dudaría en ponerla a prueba de nuevo.
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