Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 981
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Capítulo 981:
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Joelle apretó con fuerza el arma, con la determinación inquebrantable. —Ryland, ya te perdí una vez y no volveré a permitir que eso suceda.
Él entrecerró los ojos, con incredulidad en su expresión. —¿Estás loca?
«¡Pues piensa que estoy loca!». Joelle extendió los brazos, desafiando el peligro. Una bala pasó silbando, rozándola y golpeando un árbol cercano. El grito de Adrian resonó, su voz llena de pánico. «¡Joelle!».
Ignorando el caos a su alrededor, Joelle se abalanzó hacia delante y derribó a Ryland al suelo. Lo rodeó con sus brazos para protegerlo, cubriéndole la cabeza con su cuerpo mientras el caos continuaba.
La multitud se dispersó como una bandada de pájaros asustados y la voz de Hooper resonó, frenética en el idioma local.
Ryland lo entendió. Hooper gritaba a todos que se retiraran, empujándolos hacia un lugar seguro.
Ryland podría haber escapado por su cuenta, pero en la fracción de segundo en que llegó la bala, Joelle se lanzó sobre él. Su largo cabello le azotó la cara al lanzarse delante de él, y la bala apenas le rozó los mechones. Su corazón se detuvo en ese momento.
Si esa bala la hubiera alcanzado, esa mujer imprudente no estaría aquí ahora, protegiéndolo y murmurando suavemente: «No pasa nada. No tengas miedo». Ryland sintió un nudo doloroso en la garganta. Le ardían los ojos por un escozor que no conseguía quitarse.
Unos instantes después, Adrian se acercó corriendo y los empujó a ambos hacia una zona más segura. Joelle dio un grito ahogado cuando Adrian abofeteó a Ryland con tanta fuerza que todos lo oyeron.
Ryland bajó la cabeza, sin rastro de resentimiento en el rostro.
—Si quieres morir, busca un lugar tranquilo para hacerlo. Pero si vuelves a hacer que Joelle arriesgue su vida por ti, más te vale que te quites de mi camino. ¿Entendido? —La voz de Adrian estaba llena de ira, y su autoridad era inconfundible. Joelle rara vez lo había visto así.
Ella se interpuso, tratando de calmar los ánimos. —Está bien, todos están a salvo. Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Vamos a casa, ¿de acuerdo? Adrian mantuvo la mirada fija en Ryland, silencioso e inflexible.
Joelle tiró de la manga de Adrian, y él finalmente exhaló, relajándose mientras se daba la vuelta para llamar a la aerolínea.
Joelle miró a Ryland. En ese momento de silencio, sin que él dijera nada, se dio cuenta de lo mucho que se parecía a Adrian.
—¿Te duele? —le preguntó.
—No me toques.
Ryland apartó la mano que Joelle le había extendido. Sin pestañear, ella sacó un paquete de pañuelos de su bolsillo y, sin preguntar, le tomó la mano y empezó a limpiarle el barro y la sangre, poco a poco.
—Adrian puede parecer duro por fuera, pero por dentro tiene corazón. Puede que no lo diga, pero se preocupa mucho por ti. Nunca hemos dejado de buscarte durante todos estos años. Ahora que por fin te hemos encontrado, lo único que queremos es verte sano y salvo.
Ryland retiró la mano bruscamente, con expresión fría. —¿Por qué me has salvado?
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