Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 953
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Capítulo 953:
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«Por supuesto. Voy a recogerte. Espérame».
El corazón de Aurora se aceleró. Las palabras de Dunn le parecieron las más encantadoras que había oído en su vida.
«De acuerdo».
Bajo el vasto cielo nocturno, se quedó de pie frente a la puerta de su casa. El tenue resplandor de unas pocas farolas iluminaba su camino, y sus cálidos halos se reflejaban en un coche que estaba parado cerca.
Con Ginger en brazos, se acercó. Dunn salió a recibirla, su silueta se recortaba nítida contra la suave luz.
Llevaba una camiseta blanca lisa, informal y desenfadada, pero llamativa. Aurora se tocó el rostro de forma refleja, la calidez de sus mejillas era innegable. «He tomado un poco de vino, por eso tengo la cara un poco roja».
Dunn se acercó, con la mirada fija e indescifrable mientras se inclinaba hacia ella.
Durante un instante, sus labios estuvieron a pocos centímetros de los de ella. Aurora se quedó paralizada, con el pulso acelerado, y retrocedió instintivamente, agarrando a Ginger con más fuerza para mantener el equilibrio.
Dunn olía ligeramente a alcohol. No era mucho, ella no había bebido mucho.
«La próxima vez no bebas más».
El primer instinto de Aurora fue responderle con brusquedad, preguntarle con qué se creía que tenía derecho a decirle lo que tenía que hacer. Pero las palabras se le atragantaron en la garganta y, en lugar de eso, respondió en voz baja: «Entendido».
La expresión de Dunn se suavizó. —Subamos al coche.
—De acuerdo.
Aurora se acomodó en el asiento del copiloto y abrazó a Ginger con fuerza, manteniendo una postura rígida. El coche se deslizó por las calles tranquilas como un susurro, el escaso tráfico de la ciudad los dejaba solos en un capullo de silencio.
La quietud de la noche amplificaba cada destello de tensión entre ellos, haciendo imposible que Aurora ignorara lo agudizados que tenía los sentidos.
Dunn, recién duchada, desprendía un aroma limpio y sutil que se mezclaba con el aire fresco de la noche que se colaba por la ventana entreabierta. Aurora no pudo evitar fijarse en lo cerca que estaban, más cerca de lo que podía considerarse una simple amistad.
Después de la visita al veterinario, sus dudas iniciales se habían disipado. El viaje de vuelta fue tranquilo, con un silencio cargado de palabras no dichas, ambos deseando en secreto que la noche no terminara.
Pero Aurora sabía, tanto como Dunn, que el amanecer acabaría llegando y la frágil magia del momento se desvanecería en el recuerdo.
Ya eran las dos de la madrugada y era hora de despedirse.
Dunn las dejó a ella y a Ginger en su casa.
Aurora dio unos pasos y luego se volvió hacia él. —¿Puedo hacerte unas preguntas?
—Adelante.
Ella lo miró, como si intentara resolver un rompecabezas imposible. «¿Por qué dejaste de hablarme de repente? Y si no querías hablar conmigo, ¿por qué ahora eres tan amable conmigo?».
Dunn no esperaba que sus preguntas abarcaran un lapso de tiempo tan largo. Pero, pensándolo bien, ella debía de llevar mucho tiempo guardándose esas preguntas.
Bajó la mirada y, cuando volvió a encontrarse con la de ella, su expresión se tiñó de arrepentimiento. «Lo siento».
Aurora se quedó desconcertada. «¿Lo sientes por qué?».
«Por muchas cosas», comenzó Dunn, enumerándolas. «Por lo que le pasó a Ryland, por mi tía y mi bisabuelo, y por lo que pasaste durante el secuestro. No dejé de hablarte porque no quisiera. Es porque me importabas demasiado y eso solo parecía traerte problemas».
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Nota de Tac-K: Lindo día viernes queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (=◡=) /
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