Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 934
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Capítulo 934:
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—Por favor, sentaos —dijo.
Los padres de Addie se sentaron, con una sonrisa cortés pero cautelosa.
—Dunn, ¿hay algo en concreto de lo que quieras hablar?
Dunn bajó la mirada, mientras el rico aroma del vino ya impregnaba la habitación. —No quiero robarles mucho tiempo, pero Aurora prácticamente ha crecido bajo mi cuidado. A lo largo de los años, su hija le ha causado muchos problemas. Me gustaría saber cómo la disciplinan normalmente.
Los padres de Addie intercambiaron miradas inquietas, sin saber muy bien cómo responder.
Por lo que pudieron deducir, Dunn estaba allí para defender a Aurora.
—Dunn, la familia Finch no ha tenido contacto con los Miller desde hace mucho tiempo. Si ha habido algún tipo de conflicto entre Aurora y Addie, ¿no crees que no vale la pena que te involucres tanto?
Dunn levantó la vista. —Mi bisabuelo dejó instrucciones estrictas a nuestra familia de romper toda relación con los Miller, y nosotros las hemos respetado. Pero si sus reglas fueran suficientes para que todo funcionara bien, no habría tenido que intervenir como director general cuando tenía dieciséis años».
La declaración dejó atónitos a los padres de Addie. Les costó encontrar las palabras adecuadas, sin saber si se trataba de un desafío o simplemente de un hecho.
Dunn se mantuvo educado, vació su vaso y se levantó para marcharse.
Los padres de Addie prometieron llevarla personalmente para que se disculpara. Antes de separarse, Dunn también pidió los datos de contacto del novio de Addie.
Después de la reunión, Dunn se dirigió al parque para encontrarse con Aurora, llevando una caja de galletas de la fortuna que ella quería probar.
«¿Cómo conseguiste estas galletas?».
«Conozco a algunas personas que las hacen», respondió Dunn. «Hornearon diez cajas durante la noche. El resto ya están en tu casa para que tus hermanos también puedan probarlas».
Aurora parpadeó, sin saber qué decir.
Dunn había pensado en incluir a sus hermanos en sus planes.
—Gracias —dijo Aurora.
—No es nada.
Las mejillas de Aurora se sonrojaron profundamente. Apreciaba sinceramente que Dunn se hubiera tomado en serio su comentario improvisado.
Mientras comían las galletas de la fortuna, Aurora finalmente hizo la pregunta que tenía en mente.
—Te fuiste tan de repente la última vez. ¿Pasó algo?
—Sí.
—¿Puedes decirme qué pasó?
Dunn se quedó en silencio por un momento, con la mirada fija en el horizonte, donde el cielo se tornaba lentamente en crepúsculo. En esa fugaz hora del crepúsculo, el mundo parecía difuminarse, dejando a su paso una extraña sensación de desorientación.
Era como si todo el mundo se estuviera hundiendo en una niebla infinita.
«La verdad es que estoy destrozado», murmuró con la mirada perdida. «Nuestro proyecto para el concurso ha sufrido un revés. Toda nuestra investigación se ha esfumado, ha desaparecido por completo, y ahora tenemos que empezar de cero».
El corazón de Aurora se encogió por empatía.
A pesar de la firmeza de la voz de Dunn, había un peso subyacente en sus palabras.
«Has puesto todo tu esfuerzo, ¿y para qué? A veces parece que la vida no se preocupa por el trabajo que le dedicas. Las cosas simplemente suceden y el resultado rara vez se corresponde con el sudor y las lágrimas que inviertes».
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