Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 916
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Capítulo 916:
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Su padre dobló tranquilamente la revista y la colocó en su regazo con una calma exagerada. —No te preocupes. Hay muchas mujeres increíbles en el extranjero. Confía en mí, una de ellas curará tu corazón roto».
—¡Papá! —espetó Rickey.
—Está bien, está bien, ya paro. Pero tras solo tres segundos de silencio, su padre se inclinó hacia él—. ¿Quieres que me aparte y te deje un poco de intimidad para que sigas enfadado?
Rickey gruñó y se pasó una mano por el pelo con frustración. —Voy a dar un paseo —dijo, saliendo furioso.
La terminal le ofrecía poco consuelo. Deambulaba sin rumbo fijo, con los auriculares puestos y la canción «Someone Like You» de Adele sonando en bucle. Se le encogió el pecho y, por un instante, sintió que estaba a punto de llorar. Justo cuando su estado de ánimo tocaba fondo, sus ojos se posaron en una figura familiar: Addie.
Recordó que, unas semanas antes del examen, ella se había jactado de que iba a viajar al extranjero.
Una idea cruzó por su mente y una sonrisa pícara se dibujó en sus labios. De repente, se sintió más ligero. Fingiendo indiferencia, se acercó a Addie.
Ella estaba con sus padres, pero él no se inmutó.
«Addie, qué casualidad».
Addie se giró, sorprendida al principio. Pero cuando vio que Rickey estaba solo, se relajó visiblemente. «Rickey, ¿también te vas al extranjero? ¿A dónde vas?».
Rickey no respondió a su pregunta. «¿Podemos hablar a solas?».
Addie se sonrojó y su corazón comenzó a latir con fuerza.
Los padres de Addie intentaron llamarla, pero ella les dijo: «Mamá, papá, esperad un momento, ¡estoy hablando con un compañero de clase!».
Alejó a Rickey a un lugar donde sus padres no podían verlos.
«Bueno, ¿qué necesitas?».
Addie miró a Rickey de arriba abajo, con la mente acelerada por las posibilidades.
Durante años, había albergado un resentimiento latente hacia Aurora.
¿Por qué un chico tan guapo como Rickey perdía el tiempo con ella? ¿Qué tenía Aurora de especial? No era moderna, no le gustaba hablar y no era nada divertida. Claro, era la favorita de los profesores, siempre brillando delante de los padres y los adultos, pero ¿de qué servía eso?
Addie se había convencido a sí misma de que Rickey debía sentir algo por Aurora. Sin embargo, allí estaba él, justo después del examen, iniciando una conversación con ella.
¿Qué quería decirle?
Addie empezaba a tener expectativas.
Tenía la espalda contra la pared de cristal. Rickey sabía que Addie no tenía dónde retirarse, pero se acercó audazmente.
Aunque a Addie no le gustaba Rickey, su aura abrumadora la dejaba sin aliento.
En el momento en que la cara de Rickey se acercó, Addie apartó la mirada, respirando rápido y con jadeos, como si su cuerpo estuviera en llamas.
—¡Espera! ¡No estoy lista!
Una pequeña sonrisa torcida se dibujó en los labios de Rickey. Se inclinó aún más, deteniéndose justo delante de su oído. Su voz era baja y escalofriante, y le provocó un escalofrío por la espalda.
—Si te atreves a volver a intimidar a Aurora, me aseguraré de que te arrepientas.
La expresión de Addie se congeló. Instintivamente, levantó la vista hacia el rostro de Rickey, pero él le agarró la barbilla con firmeza.
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