Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 913
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 913:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Dunn tenía ahora veinte años y había crecido hasta alcanzar una estatura que parecía casi irreal.
Aurora había visto su rostro muchas veces antes, pegado en los murales de honor de la escuela secundaria y el instituto. Dondequiera que iba, se graduaba como el mejor de su clase, solo para que sus propias fotos lo sustituyeran dos años después.
Nunca consideró que sus sentimientos por Dunn fueran un secreto. Eran demasiado transparentes, demasiado obvios para cualquiera que se fijara en ellos.
Dunn había mantenido su comportamiento sereno y reservado, con la misma expresión seria desde la infancia. Con los años, había crecido hasta alcanzar la altura de Adrian. Su físico, aunque no tan robusto como el de Adrian, delataba que había empezado a hacer ejercicio recientemente.
Aurora se sorprendió por lo tranquilo que parecía cuando sus miradas se cruzaron. Las lágrimas, aún frescas, le corrían por las mejillas como frágiles recuerdos de las emociones que sentía.
Sentía una mezcla de alegría y miedo, este último instándola a evitarlo por completo. Pensó en seguir caminando, fingiendo no verlo, pero la voz de Dunn rompió el silencio.
—Aurora, ¿te has olvidado de mí?
El sonido de su nombre en los labios de él le provocó un dolor agudo en el corazón. En ese momento, la partida de Rickey le pareció un recuerdo lejano. La gravedad de la presencia de Dunn la atrajo hacia el momento, haciéndola querer quedarse, a pesar de que sabía el riesgo que corría al hablar con él.
Siempre había sabido que no había futuro para ella y Dunn, pero era precisamente su rebeldía, su obstinada negativa a dejarlo ir, lo que había mantenido ocultos sus sentimientos durante tantos años.
Respiró hondo y se armó de valor para sostener su mirada fija. Sus ojos eran profundos, elegantes e imposibles de evitar.
—Dunn.
Dunn sonrió, una expresión poco habitual y sobrecogedora que dejó a Aurora sin aliento.
Había oído a un compañero de clase que Dunn rara vez sonreía, ni siquiera en las fotos que colgaban en las paredes de honor de la escuela.
—¿Por qué lloras?
Sacó un pañuelo del bolsillo. Aurora dudó un momento antes de aceptarlo.
—Un muy buen amigo mío se va al extranjero… —murmuró con voz entrecortada por la emoción—. Estoy un poco triste por su marcha.
La mirada de Dunn se posó en la carta arrugada que ella tenía en la mano. Después de todo, Rickey había formado parte de su vida durante tantos años, por lo que era natural que se sintiera inquieta. Pero verla llorar tanto hizo que Dunn se sintiera incómodo.
«¿Es alguien que te gusta?», le preguntó con voz tranquila, pero inquisitiva.
Aurora levantó la cabeza de golpe, con las mejillas en llamas, mientras buscaba las palabras adecuadas.
«¡No! Solo es que siempre me ha cuidado y me ha ayudado mucho. ¡Le estoy muy agradecida!».
Dunn la observó en silencio, con un destello de diversión en los ojos.
Aurora había crecido. La niña que él recordaba había pasado por la incómoda etapa de la adolescencia y se había convertido en una joven segura y radiante.
Dunn sintió una inexplicable sensación de satisfacción al saber que había sido testigo de su crecimiento a lo largo de los años, una experiencia que nadie más podía presumir.
.
.
.