Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 899
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Capítulo 899:
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Wade sacó una vieja foto de debajo de la mesa. Ryland contempló el rostro de una mujer que no reconocía.
«Esta es tu madre, Katie Miller. Te dejó en un orfanato justo después de tu nacimiento. Yo fui quien te trajo de vuelta».
Perturbado por esta revelación, Ryland dijo: «No la recuerdo en absoluto. Papá, la familia que vi en el rancho… ¡deben de ser parientes míos de alguna manera!».
«¿Una familia de cuatro?», Wade fingió reflexionar. «Ah, debe de ser el primo de tu madre, Adrian Miller, y su familia». Ryland no se convenció con la respuesta de Wade.
«¿El primo de mi madre y su familia?», Wade asintió con la cabeza.
—¿Me están buscando, entonces?
Dejando el tenedor, Wade advirtió: —Ryland, hay cosas que es mejor no saber. Solo recuerda, nadie en este mundo, aparte de mí, merece tu confianza. Te ahorraré las duras realidades.
Cuando terminó, Wade sugirió una pausa. —Casi no nos queda vino. Iré a buscar otra botella.
Ryland replicó: «Papá, recuerda que ya no soy un niño. Tengo trece años».
Inclinando la cabeza, ocultó el escalofrío en su mirada. «Dime. Estoy preparado».
Agarrando con fuerza la botella de vino vacía, Wade planteó una pregunta. «¿De verdad quieres saberlo?».
Cuando Ryland levantó la mirada, Wade vio un inquietante parecido con alguien que se había ido hacía mucho tiempo.
«Por supuesto».
Cada vez que Wade miraba el rostro de Ryland, la negación era imposible.
Wade dijo: «Ven conmigo».
Caminaron hacia un lugar solemne, un espacio dedicado a un solo individuo. Wade le había enseñado a Ryland a recitar el nombre de la placa en cuanto aprendió a hablar: Chris Potter.
«Este es mi hermano, Chris».
«Lo sé».
Wade encendió tres velas. Chris hizo lo mismo.
«Hace años, Adrian y su esposa te apartaron de mí para ayudar a un amigo necesitado. Eran codiciados por tu raro tipo de sangre, vistos como un potencial donante de por vida. Chris luchó ferozmente para reclamarte».
«¿El tío Chris encontró su final a manos de ellos?». Las manos de Ryland se cerraron en puños.
La respuesta de Wade fue silenciosa; sus ojos se cerraron en un profundo dolor mientras se hundía en el suelo. Esta fue una admisión silenciosa.
«¡Nunca te quisieron! Tu madre te abandonó al nacer y Adrian vio tu vida como una mera moneda de cambio para la supervivencia de su amigo».
Las lágrimas brotaron de los ojos de Ryland mientras se enfrentaba a la dura verdad. «Si es así, ¿por qué me buscan ahora?».
«No puedo decirlo con certeza», admitió Wade, con una sonrisa teñida de tristeza. «Quizá su conciencia se haya agitado por fin».
La mirada de Ryland permaneció fija en la placa conmemorativa de Chris.
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