Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 1066
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Capítulo 1066:
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«Hay algunas cosas que me dejé en tu casa. Ahora que hemos roto, por favor, envíamelas a esta dirección».
Incluyó su dirección actual, sabiendo que a esas horas Nasir estaría perdido en el torbellino de compromisos sociales, con el teléfono probablemente olvidado en algún lugar.
Un suspiro de cansancio se escapó de sus labios mientras se recostaba contra las almohadas, posponiendo sus preocupaciones hasta la luz del día siguiente.
El amanecer la encontró en la cocina, preparando el desayuno para dos, un pequeño gesto de domesticidad en esta nueva y extraña situación.
Ryland entró arrastrando los pies, la viva imagen del desorden matutino.
El sueño aún se aferraba a él como un velo neblinoso, con el pelo revuelto y los pantalones del pijama tan bajos que dejaban ver la ropa interior. Parecía haber olvidado que ya no vivía solo, pero de alguna manera conseguía que incluso ese aspecto desaliñado resultara atractivo.
Amanda apartó la mirada. —El desayuno está listo. La nevera está bastante vacía, pero la llenaré después del trabajo esta noche. ¿Te apetece algo en especial?
Aún atrapado en la red del sueño, Ryland se dejó caer en una silla.
—Mangos —murmuró, apenas consciente.
—¿Y verduras?
—Cualquiera.
—De acuerdo.
La puerta se cerró silenciosamente detrás de Amanda cuando se marchó.
Ryland se encontró mirando el sándwich que tenía delante, sintiéndose como si él y Amanda fueran recién casados.
Mientras Amanda esperaba el ascensor, su teléfono se iluminó con una llamada de Nasir. Dejó que sonara hasta que se cortó.
La insistencia de Nasir se manifestó en tres llamadas más, lo que llevó a Amanda a bloquear su número hasta la hora del almuerzo.
Cuando finalmente levantó la barrera digital, sus mensajes aparecieron en cascada.
«Amanda, hemos construido años juntos. ¿De verdad estás dispuesta a destruir todo lo que hemos creado?».
«¿Puedes decir sinceramente que quieres terminar con esto?».
«No me rendiré. Amanda, mi amor por ti es real. Cásate conmigo y pasaré el resto de mi vida compensándote».
«Amanda, ¿por qué quieres que esto sea tan definitivo? Recoge tus cosas tú misma. No me importa lo más mínimo».
«Amanda, te echo de menos».
El último mensaje le provocó náuseas.
Su cambio emocional era vertiginoso: en un momento le proponía matrimonio y al siguiente mostraba una indiferencia fría.
Se sintió aliviada al haber visto finalmente la fachada de Nasir.
Su traición y su duplicidad ya no tenían poder sobre sus emociones.
Su padre era ahora el único que ocupaba su corazón.
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