Vuelve conmigo, amor mío - Capítulo 1032
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Capítulo 1032:
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«Vamos a ver qué pasa».
Joelle irrumpió en el patio trasero, abrió de un tirón la puerta de Katie y encontró a la mujer recostada en la cama, bebiendo de un cuenco con medicina. Sin dudarlo, Joelle se abalanzó hacia adelante y le arrebató el cuenco de las manos. Para una mujer enferma, eso era como quitarle su salvavidas.
—¡Te lo dije! Si tienes algo que resolver, ¡ven a por mí! ¡Deja a los niños fuera de esto!
Katie se limpió la boca. —¿Qué? ¿Ha llegado tan pronto?
Joelle se quedó sin aliento. Esa reacción por sí sola confirmaba su culpa.
Un temblor furioso se apoderó de los dedos de Joelle mientras agarraba a Katie por el cuello. La fragilidad de la mujer bajo su agarre era casi impactante.
—Tienes mucha prisa. ¡Tengo algo aún mejor que enseñarte! —Katie metió la mano debajo de la almohada y sacó un montón de fotografías. Joelle las cogió sin pensar y las hojeó en silencio. Entonces, se le quedó el rostro pálido.
Las fotos mostraban a Aurora y Dunn, uno al lado del otro, entrando y saliendo juntos de una zona residencial.
Los ángulos. La nitidez. Eran demasiado naturales para ser un montaje, demasiado precisas para haber sido retocadas.
Aurora entró en ese momento y, cuando sus miradas se cruzaron, las manos de Joelle temblaron alrededor de las fotografías.
Su orgullosa y brillante hija.
Joelle no quería culparla, pero un pensamiento escalofriante se apoderó de su corazón: si esas imágenes se difundían, la reputación de Aurora quedaría arruinada.
—Katie, ¿a quién más se las has enseñado?
Los labios de Katie se torcieron en una especie de sonrisa y mueca, manchados de rojo y burlones. —Oh, me aseguré de enviar una copia a la familia Finch. Dado que vuestras familias están a punto de unirse, ¡pensé que debían saberlo!
Los dedos de Joelle se cerraron en puños y todo su cuerpo temblaba de furia. —¿De verdad creías que no me atrevería a hacértelo pagar?
Katie soltó una risa entrecortada. —Ya estoy prácticamente muerta. ¿Qué me puedes hacer?
Con eso, le propinó una bofetada, fuerte y despiadada. Katie se tambaleó y cayó al suelo.
Joelle no había terminado. Se dispuso a golpearla de nuevo, pero antes de que pudiera, Ryland se abalanzó sobre ella y la agarró por la cintura, inmovilizándola.
Las fotografías esparcidas cayeron revoloteando, algunas aterrizando a los pies de Aurora.
Aurora contuvo el aliento. Miró las imágenes y luego levantó lentamente la vista hacia Adrian, con el miedo apretándole las costillas como un tornillo.
La expresión de Adrian era indescifrable. Durante un momento, se quedó allí de pie. Luego, sin decir nada, se agachó, recogió las fotos, las apiló cuidadosamente y las guardó.
Esas fotos, si salían a la luz, destruirían la reputación de Aurora.
Él lo sabía. Joelle lo sabía.
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