Vendida como novia de un magnate - Capítulo 35
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Capítulo 35:
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POV Gael.
Hice un par de llamadas con respecto a la investigación y luego me dirigí al apartamento de Fernanda, donde se estaba quedando Camila.
Me anuncié en la entrada, y esto les dio tiempo para que me esperaran, pero cuando llegué al piso y al apartamento, encontré solo a Camila.
Ella estaba vestida como si fuese a salir, y fruncí el ceño cuando noté que no había rastros de una mujer que hubiese estado en coma por mucho tiempo.
“Gael… pasa”, entré y escuché cómo cerró la puerta.
“¿Quieres algo? Es bastante temprano, ¿Ya desayunaste?”.
“Tenemos que hablar”, ella subió su mandíbula asintiendo.
“Lo sé… también necesito hablar contigo”, me hizo un ademán para que me sentara en el sofá, y no esperé un minuto más para hacerlo.
Ella llevaba un vestido, y se sentó delante de mí, cruzando las piernas.
“Mi madre me ha explicado algunas cosas… he pasado la noche en vela”.
Fruncí mi boca.
“No se te nota”, ella sonrió negando como si estuviese decepcionada.
“¿Qué fue lo que más te molestó? ¿Enterarte de que era una stripper, o que iba a tener un hijo tuyo?”.
Mi mandíbula se apretó mucho.
“No solo me molestó, me decepcionó haberme casado con una persona que me engañó desde un inicio. Pero creo que no lo entenderías”.
“Yo temía que me despreciaras… y cuando tenta una vida contigo, solo tenía miedo de saber que podía perderte… ¿Por qué me juzgas?”.
“Porque me mentiste en la p%ta cara durante cinco años… ¿Crees que eso es amar?”.
“Te amo… siempre lo haré”, me reí.
“Mira Camila… llevemos esto por las buenas… me divorcié de ti, le di una herencia a tu familia, incluso aún puedo darte una compensación”.
La vi sonreír irónica.
“No quiero el dinero… tú lo sabes… Gael… ¿Cómo puedes olvidar todo?”.
“¿Cómo pudiste tú?”, los labios de Camila temblaron, se levantó y caminó de aquí para allá.
“Mira… puedo asimilar que no tuviste la culpa. Sabes cómo es mi madre y Fernanda… yo siempre he sido”.
“Un señuelo para ellas… lo sé… y si no hubiese sido yo, hubiese sido otro, no hay diferencia”.
Camila se apresuró a venir a mí, y se arrodilló.
“Mi único pecado fue ocultarte mi pasado”.
“Y también que te acostaste con mi padre”.
“No”.
“Camila… basta. Realmente es repugnante”.
“Gael”, ella tomó mis brazos e intenté quitarme, pero no se inmutó.
“Tu padre quería destruirnos”, mi ceño se frunció un poco y la miré.
“Él me amenazó muchas veces cuando se enteró de que iba a casarme contigo… estaba medio obsesionado conmigo… lo juro. Peor yo me enamoré de ti… y desde el primer día en que te vi… mi vida no volvió a ser la misma… por favor, créeme”.
Me levanté de golpe y Camila me abrazó por detrás.
“Yo solo fui la víctima… y tú no diste todo por mí, Gael”.
“¿Por qué?”.
Me giré de golpe, la ira volvió a mí como un relámpago y tomó su rostro en una sola mano.
“¿Por qué? Porque la mujer que amé me traicionó por la espalda… porque hacía cosas a escondidas… porque nunca fue una conmigo… en vez de eso, se unió con mi padre aun cuando yo desangraré mi corazón a ella… e incluso, sabe sobre el accidente de mi madre, y, aun así … intenta ocultarlo todo. ¿Y sabes que es lo peor Camila? Sí, hay algo peor… cuando se vio perdida, dejó que su madre y mi padre, formaran un plan, la dejaron en coma inducido para escapar y sobre todo para que yo olvidara lo que le hicieron a mamá… pero mirarme”.
La sacudí con fuerza cuando ella derramó varias lágrimas.
“Nunca… óyeme bien… no voy a descansar hasta que todos paguen por lo que le hicieron a mi madre… comenzando por mi padre, y… terminando por ti”, la solté como si tocarla me envenenara, y la miré con repugnancia.
Ella negó.
“No… por favor… no puedes creer en todo esto”.
“¿No?”.
Ella negó.
“Yo… yo puedo decirte lo que pasó… pero por favor, no me odies”.
Mi mandíbula se endureció mucho, y aunque no quería escucharla, necesitaba hacerlo…
“Pues habla”.
Ella limpió sus lágrimas, y luego asintió.
“Lo haré… te diré todo… pero, tengo una condición”.
La boca se me hizo amarga, y luego me senté en el sofá, y la miré directamente sin afirmar o negar. Ella pensaba que iba a caer en su juego, pero no sabía que ahora estaba en el mío…
“¿Cuál es tu condición?”.
“Primero quiero saber algo”.
“¿No estás pidiendo mucho?”.
“No… se supone que esto que está pasando, es realmente una pesadilla… tú no estás en mi barrera para despertar y ver a tu esposa casada con otro”.
Me reí de nuevo, y negué.
“Camila”, mi rostro se puso duro.
“Dejé de creer en ti desde hace mucho”.
“¿Entonces por qué estás aquí?”.
“Porque me dirás por primera vez la verdad… porque sabes que no hay escapatoria, porque este es tu verdadero rostro… y porque si no lo haces”.
“Gael… te dije que lo contaría todo”.
“Entonces estás perdiendo el tiempo… ¿Cuáles son tus condiciones? ¿Quieres dinero?”, a ella le tembló la boca.
“Te amo… quiero que lo sepas, siempre te he amado y que nunca quise hacerte daño”..
“Camila”.
“Gael… no miento… quizás no hice lo mejor”.
“Bien… me iré”, traté de levantarme, pero ella se apresuró a adelantarse.
“Tu madre se enteró de todo”.
Pasé un trago muy grueso, mientras sentí revueltas las entrañas.
“¿Qué es todo?”.
“Ella supo de mi… fue a donde tu padre… yo estaba allí”.
Mi mirada se oscureció por completo. No pude con la tensión, me levanté mientras restregué mi mano por el rostro. Incluso podía imaginarme la escena.
“Continúa”.
“Fui citada por tu padre… él quería vengarse de ti… así que me amenazó. Tu madre escuchó todo, entró al lugar y golpeó a tu padre, pero él”.
Mis ojos se cerraron.
Era obvio que la golpeó.
“Tu padre la golpeó… ella se puso histérica y luego, me miró con decepción… me dijo: No mereces a mi hijo”.
No mire a Camila.
No podía.
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