Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 921
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 921:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¿Qué le ha pasado?».
Los paramédicos, concentrados en controlar la hemorragia de las puñaladas de Kristopher mientras lo llevaban rápidamente a la ambulancia, apenas podían responder.
«No estamos seguros, pero parece muy preocupada. ¿Es usted familiar suyo?».
Belinda se mordió el labio y asintió rápidamente, con la voz temblorosa por la urgencia y la preocupación.
«Sí, lo soy».
Uno de los paramédicos frunció el ceño y dijo:
«Muy bien. Por favor, acompáñenos al hospital. Es posible que necesite una transfusión de sangre y cirugía. Necesitaremos que un familiar apruebe todo».
Tras decir esto, los paramédicos abrieron rápidamente las puertas de la ambulancia y subieron a Kristopher al interior.
Comenzaron a conectarlo a varios dispositivos médicos y a una máscara de oxígeno.
Belinda se quedó a un lado, mordiéndose el labio y observando atentamente.
El rostro de Kristopher estaba pálido como el de un fantasma y parecía inconsciente. Sin embargo, incluso en ese estado, agarraba con fuerza una bolsa empapada de sangre. Los paramédicos intentaron varias veces aflojar su agarre, pero no lo consiguieron.
Al final, se vieron obligados a adaptarse y conectarlo al equipo médico de otra manera.
«¿Qué es lo que agarra con tanta fuerza? Debe de ser importante para él si no lo suelta», dijo uno de los paramédicos mientras ajustaba el equipo.
De repente, una voz ronca de hombre se oyó desde fuera de la ambulancia.
«Es una niña pequeña».
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.𝒸ø𝗺 antes que nadie
Belinda se quedó paralizada e instintivamente dirigió la mirada hacia fuera.
Allí, empapado en sangre, estaba el guardaespaldas vestido de negro.
Belinda lo reconoció al instante. Era el mismo guardaespaldas que Kristopher había asignado, el que había desaparecido junto con Ariadna. Las emociones de Belinda se intensificaron mientras intentaba acercarse a él.
—Ariadna…
—La tiene él. —El guardaespaldas señaló la bolsa que Kristopher sostenía con fuerza—. ¿No se parece la forma de esa bolsa a la de un niño?
Sus palabras sacudieron a Belinda, y los paramédicos también parecieron sorprendidos.
—¿Un niño?
Belinda se detuvo un momento y, impulsada por la desesperación, se abalanzó hacia delante e intentó arrebatarle la bolsa a Kristopher.
Pero Kristopher se aferró a la bolsa con tanta fuerza que no pudo soltarla. Desesperada, gritó:
—¡Kristopher, suéltala!
Mientras sus palabras resonaban, Kristopher aflojó lentamente el agarre de la bolsa.
Los paramédicos observaban atónitos.
—Esto… ella debe de ser muy importante para él —dijo uno de los paramédicos más veteranos—. «Tan importante que, incluso inconsciente, responde a su voz».
Tras hacer esta observación, el médico miró a Belinda.
«¿Es usted su esposa?».
.
.
.