Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 659
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Capítulo 659:
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—Señor Cox.
Antes de que Kristopher pudiera continuar, Dashawn dio un paso adelante, con el ceño fruncido. Se colocó firmemente entre Kristopher y Belinda, protegiéndola de sus palabras. —Es loable escuchar tu sincera confesión a tu exmujer. Pero esas palabras son más adecuadas para un cementerio.
Kristopher se detuvo bruscamente, con el cuerpo notablemente tenso. Levantó la cabeza para mirar a Dashawn, cuya mirada estaba llena de ira gélida. «Vete a la mierda». Se dirigía a Belinda. ¿Qué le importaba a este hombre que había aparecido de la nada?
«¿A quién le estás diciendo que se vaya a la mierda?».
Ante la actitud intimidatoria de Kristopher, Dashawn se mantuvo imperturbable. Con una sonrisa fría y los brazos cruzados, sus ojos azules brillaban con burla. —Señor Cox, el afecto mostrado tardíamente no vale nada. Ignoró a Belinda en vida, nunca la defendió. Ahora, más de medio año después de su muerte, se encuentra con mi esposa, que se le parece mucho, y de repente se desborda en confesiones de amor. ¿No es absurdo?Mientras Dashawn articulaba estas palabras, extendió el brazo y atrajo decididamente hacia sí a Belinda, a quien estaba protegiendo. El aroma desconocido y el calor que emanaba del cuerpo de Dashawn abrumaron brevemente a Belinda. Su primer instinto fue empujarlo.
Sin embargo, Dashawn, anticipándose a su movimiento, la sujetó con firmeza y le susurró al oído un mensaje destinado solo a ellos: «Lo siento, sígueme el juego. Está empezando a sospechar. Si no actuamos de forma convincente, no podremos engañarlo».
Tras una breve vacilación, Belinda dejó de intentar escapar. El abrazo de Dashawn le resultaba cálido y seguro. Sin embargo, una sensación de aversión surgió inexplicablemente en su interior. Quizás era el hecho de que este hombre había sido querido por la hermana que nunca había conocido. A pesar de la amabilidad de Dashawn hacia ella, cada vez que Belinda recordaba su pasado con su hermana idéntica, se formaba una barrera que le impedía acercarse más a él.
—Señor Cox.
Al darse cuenta de que la mujer en sus brazos se había quedado quieta, Dashawn levantó la mirada y se enfrentó a Kristopher con una sonrisa fría y despectiva. —¿Lo ves? Esta es mi esposa, no tu Belinda. Considera esto mi última advertencia. Si vuelves a confundir a mi esposa con Belinda y persistes en esta intromisión, no solo romperé nuestros lazos comerciales, sino que también reuniré la influencia de las familias Acosta y Cox en Bropulia en tu contra».
«Por favor, compórtate adecuadamente». La voz de Kristopher era fría mientras los observaba. Su abrazo parecía una actuación calculada solo para sus ojos.
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Sin embargo, la amenaza anterior de Dashawn —recurrir al poder de las familias Acosta y Cox en Bropulia en su nombre— no dejaba de rondar la mente de Kristopher. Bajo el liderazgo de Kristopher, el Grupo Cox se había convertido en una potencia mundial, y las raíces centenarias de la familia en Bropulia seguían ejerciendo una enorme influencia. El reciente ascenso de la familia Acosta también se debía en gran medida a los incansables esfuerzos de Dashawn. Si la mujer en los brazos de Dashawn era realmente Belinda, no tenía vínculos sanguíneos con ninguno de los dos clanes. ¿Por qué iba a arriesgarse cualquiera de las dos familias a una disputa desastrosa por alguien que no era pariente suyo? ¿O acaso no era Belinda y las dudas de Kristopher no eran más que el eco de su propio dolor?
Antes de que pudiera llegar a una conclusión, sonó el timbre. Dashawn frunció el ceño. «¿Quién es?».
«La entrega de gasas».
Belinda respiró hondo, se soltó del abrazo de Dashawn y se alisó el vestido. —El señor Cox ha resultado herido por Ariadna. Le prometí que le ayudaría con la herida. Voy a abrir. —Se apresuró hacia la puerta.
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