Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 612
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Capítulo 612:
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Mientras tanto, una noticia impactante acaparaba los titulares en Nawrin. «¡Última hora! ¡Kristopher Cox, director ejecutivo del Grupo Cox, se ha suicidado en la tumba de su exmujer!».
Dos días después, en una isla apartada de otro continente.
Los únicos sonidos en la sala del hospital eran los pitidos de los equipos médicos.
Una mujer yacía en coma en la cama, con el rostro descolorido.
Un hombre de manos delgadas entró en la habitación y colocó un periódico junto a la almohada, con el titular que anunciaba el suicidio de Kristopher en negrita.
«Nunca pensé que tu exmarido fuera tan devoto», comentó.
Habían pasado siete meses.
La luz del sol matutino se colaba en la sala a través de las cortinas. Su resplandor hizo que Belinda frunciera ligeramente el ceño y parpadeara.
«¡Se ha despertado!».
Al darse cuenta del cambio, la niña que estaba a su lado se levantó de un salto. Abrió la puerta de un tirón con sus pequeñas manos y, con evidente emoción, gritó a los que estaban en el pasillo: «¡Venid rápido!
¡Mamá está despierta!».
La clara voz de la niña sacó a Belinda de su aturdimiento.
¿Mamá? ¿Quién?
¿No estaba muerta?
¿Cómo podía estar consciente?
Y… ¿cuándo se había convertido en mamá?
Intentó abrir los ojos, pero sus párpados le pesaban muchísimo.
Entonces, se oyó un ruido de pasos fuera, mientras varias personas regresaban apresuradamente con la niña.
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Belinda sintió que le colocaban las manos y los pies en instrumentos, y que le daban la vuelta al cuerpo como si fuera un simple objeto.
Sintió una oleada de malestar. Quería luchar, resistirse, pero su cuerpo le resultaba ajeno, desprovisto de fuerzas.
Después de lo que pareció una eternidad, la voz amable de una mujer de mediana edad llenó sus oídos. —Doctor, ¿cómo está?
Una vez que la voz de la mujer se apagó, el médico se afanó durante un momento. Finalmente, soltó un suspiro de alivio y habló lentamente. —Muy bien. Tras repetidas infecciones, su cuerpo no muestra signos de rechazo. Si todo va bien, debería despertarse completamente hoy.
La mujer de mediana edad jadeó de alegría. «¡Genial!».
Pareció abrazar a la niña y le dijo: «Ariadna, tu mamá está a punto de despertar. ¿Estás contenta?».
La niña llamada Ariadna sonrió radiante. «¡Sí, estoy muy contenta! ¡Ya tengo cuatro años! ¡Llevo cuatro años esperando a que mamá despierte del coma!».
Belinda frunció el ceño.
Rebuscó en todos sus recuerdos, pero no pudo identificar a ninguna mujer de mediana edad con esa voz. Tampoco recordaba a Ariadna.
La niña había dicho que tenía cuatro años y que había estado esperando todo ese tiempo…
¿Qué estaba pasando?
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