Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 433
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 433:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Después de enviar el mensaje, suspiró profundamente aliviada y paró un taxi en la carretera.
En cuanto se acomodó en el coche y cerró la puerta, su teléfono vibró con otro mensaje de Kristopher.
Esta vez era un vídeo.
En las imágenes, Gillian estaba devorando un filete con agresividad, hablando con un ligero ceceo. «No tenía otra opción. Si supiera dónde vive Belinda, habría ido directamente a verla».
Luego levantó la vista y sonrió coquetamente a la cámara. «¿Quizás podrías llevarme a verla?».
La voz de Kristopher, fría y distante, preguntó: «Incluso si te llevo hasta ella, ¿no te da miedo que se niegue a verte?».
«No te preocupes», respondió Gillian con una sonrisa astuta. «Tengo mis métodos».
«¿Qué métodos?».
Un destello de emoción brilló en los ojos de Gillian mientras se inclinaba hacia delante, con la confianza en sí misma por las nubes. «Con mi astucia, es sencillo. Sigo siendo su hermana. Si me rechaza, lloraré en su puerta hasta que los vecinos se den cuenta. Aunque llame a la policía, ¿qué pueden hacer? Al fin y al cabo, soy su hermana».
Arqueó las cejas con aire de suficiencia. «Ese es mi plan. Mientras sea su hermana, no puede deshacerse de mí tan fácilmente».
El vídeo terminaba con esa declaración desafiante.
Al verlo, Belinda sintió que se le cerraban los puños de rabia.
Sabía que Gillian era capaz de rebajarse a lo más bajo para conseguir lo que quería.
Sin embargo, la astucia de su plan era algo que Belinda no había previsto.
Continúa tu lectura en ɴσνєℓα𝓼4ƒαɴ.c🍩𝗺
Si Gillian conseguía encontrarla…
A pesar de su aversión hacia Gillian, Belinda se dio cuenta de que tendría que dejarla entrar para no molestar a sus vecinos.
Sin duda, una vez dentro, Gillian reclamaría la mejor habitación para ella.
Y Madisyn ocupaba la mejor habitación ahora.
Conocida por su mal genio, la idea de introducir a Gillian en ese ambiente inquietaba a Belinda. Sabía que la tranquilidad de su hogar se vería destrozada.
Mientras estos pensamientos se arremolinaban en su mente, su teléfono volvió a sonar.
Era otro mensaje de Kristopher.
Había enviado un emoji sonriente seguido de un ultimátum tajante: «O vienes o le doy tu dirección».
Belinda miró el mensaje y apretó los dientes con frustración. A pesar de sus reticencias, sabía que era fundamental evitar más complicaciones. Con el corazón encogido, respondió: «Voy para allá».
En el restaurante, Gillian acababa de terminar su filete. Levantó la cabeza y se encontró con la sonrisa amable y encantadora de Kristopher. Él parecía ajeno al poder de su sonrisa.
Gillian estaba hipnotizada, perdida en el momento, hasta que un camarero se acercó para recoger su plato. Volviendo a la realidad, carraspeó y apartó la mirada.
—Kris… Kristopher —comenzó, vacilante—. Has estado mirando el móvil desde que llegamos. ¿Estás ocupado con el trabajo?
.
.
.