Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 364
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Capítulo 364:
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—Sra. Miller —dijo Belinda con una mirada desdeñosa—, ya que la adivina a la que consultó predijo con tanta precisión mi interferencia en la relación del Sr. Cox y la Srta. Miller… —Sonrió con aire burlón—. «Entonces, ¿no debería haber previsto el accidente de hace tres años, cuando Kristopher entró en coma?».
Evelyn palideció y las palabras se le atragantaron en la garganta. «La adivina que consulté solo se ocupaba de asuntos del corazón, no del accidente de Kristopher…».
Fingiendo inocencia, Belinda parpadeó. —Sin embargo, usted afirmó que ese mismo adivino había previsto que yo aprovecharía la tragedia de Kristopher para casarme con él mientras estaba en coma. —Se rió suavemente, y el sonido rompió la tensión—. Entonces, ¿su adivino no también previó el accidente de Kristopher y el coma en el que quedó? Si realmente creía que iba a quedar en coma, ¿por qué no le advirtió que evitara esa carretera ese día?
Belinda arqueó una ceja, con tono acusador. —¿Qué pasa, señora Miller? ¿Tan infeliz es con el señor Cox como yerno que prefería verlo en coma, conmigo como tercera en discordia, antes de estar satisfecha?
Evelyn palideció. Lanzó una mirada furiosa a Belinda y abrió la boca para hablar, pero no le salieron las palabras. Toda la historia de la adivina había sido una mentira inventada para avergonzar a Belinda. Evelyn nunca imaginó que su artimaña sería descubierta con tanta calma, y delante de todos. Cuanto más intentaba defenderse, más se hundía en su propia tumba. Si insistía en que la adivina era real, ¿cómo podría explicar el accidente de coche que había dejado a Kristopher en estado vegetativo? Y, sin embargo, admitir que todo era un invento significaría confesar su propio engaño.
Se hizo el silencio cuando Evelyn se dio cuenta de que estaba atrapada en su propia mentira.
Kristopher entrecerró los ojos mientras observaba a Belinda. El orgullo y la indiferencia de su rostro le resultaban completamente desconocidos. Durante los tres años de matrimonio, se dio cuenta de algo sorprendente: nunca la había conocido de verdad.
Quedó claro que la mujer que parecía sumisa, generosa y ajena al mundo que la rodeaba no estaba mostrando su verdadera personalidad. La mujer que tenía ante él, que irradiaba calma, vitalidad y agudeza, era la auténtica Belinda, clara en sus gustos y aversiones.
Pero la pregunta que lo atormentaba era por qué había decidido dejar de fingir ahora. ¿Acaso ya no sentía ningún respeto por él?
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Este pensamiento le oprimía el corazón, y una ola de asfixia le apretaba el pecho. Kristopher se ajustó la corbata, con el ceño fruncido.
—Señora Miller —dijo con voz fría.
Belinda arqueó una ceja, rompiendo el silencio. —Dado que anticipaste que me convertiría en la tercera en discordia después de que el Sr. Cox fuera hospitalizado en coma… ¿por qué dejaste que la Srta. Miller viajara al extranjero en ese momento? Si la hubieras convencido de quedarse, yo no habría tenido la oportunidad de intervenir en su relación, ¿verdad?
El rostro de Evelyn se puso blanco como la cera contra el fondo de la pared. El sudor perlaba su frente, sus labios temblaban y luchaba por articular una respuesta coherente.
No era de extrañar que Belinda hubiera estado callada o pareciera totalmente incrédula antes… ¡Estaba provocando a Evelyn, incitándola a revelar sus propios errores!
Al darse cuenta de esto, Evelyn se mordió el labio y su mirada buscó instintivamente a Cathy. En ese momento, su única esperanza residía en la intervención de su hija. Al captar la mirada desesperada de su madre, Cathy la miró con frialdad.
Qué tonta.
Cathy ya le había advertido que dejara el tema. Evelyn, ingenua como siempre, había caído en la trampa de Belinda, enredada por sus astutas palabras. ¿Y ahora pensaba recurrir a su hija en busca de ayuda?
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