Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 267
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Capítulo 267:
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Belinda sintió una oleada de incomodidad.
Instintivamente, dio un paso atrás.
Kristopher avanzó, manteniendo la misma distancia entre ellos.
Ella frunció el ceño y, cuando se dispuso a retroceder de nuevo, Kristopher la acorraló contra la pared junto a la escalera.
En un intento por impedir que escapara, se inclinó hacia ella y la inmovilizó contra la pared. La firmeza de su cuerpo presionaba contra el de ella, empujando su columna vertebral contra la pared fría y desnuda. Belinda frunció el ceño instintivamente.
Esa cercanía le provocaba ganas de resistirse.
Sin pensarlo, intentó empujarlo, pero Kristopher le sujetó las manos por encima de la cabeza.
Atrapada, con los brazos inmovilizados, Belinda solo podía mirarlo con furiosa ira y exigirle: «¡Suéltame!».
En ese momento, sonó el teléfono de Belinda.
Kristopher, rápido, le arrebató el teléfono del bolsillo. Cuando vio el nombre «Fred» parpadear en la pantalla, su expresión se ensombreció.
Ver ese nombre le irritó y sintió cómo una ola de frustración le invadía.
—¿Es Fred?
Kristopher miró el nombre en la pantalla del teléfono y luego al reloj. Tras una pausa calculada, levantó la vista y se encontró con la mirada de Belinda, con una expresión gélida. —¿Tengo que recordarte que son las diez de la noche? ¿Por qué llama tan tarde?
Belinda contuvo el aliento. A pesar de su divorcio, Kristopher hablaba con un tono que sugería que ella todavía le debía algo, como si hubiera sido ella quien traicionara sus votos.
En ese momento, la llamada se cortó. Antes de que Belinda pudiera recuperarse, el teléfono volvió a sonar; el nombre de Fred volvió a aparecer.
Kristopher la miró, con voz firme pero fría. —Parece que insistirá a menos que contestes.
Mientras extendía la mano, Kristopher se movió inconscientemente para pulsar el botón de respuesta del teléfono.
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Los ojos de Belinda se abrieron de par en par, presa del pánico. Instintivamente, extendió la mano para arrebatarle el teléfono. «¡No!». Sabía exactamente por qué llamaba Fred.
Lo último que le había dicho a Fred cuando salió de la habitación del hospital era que no podía actuar de forma imprudente en el futuro y que ella se encargaría de las cosas con Kristopher.
Fred era un joven lleno de vida y energía. Probablemente llamaba para aclarar las cosas sobre su relación y para instarla a que no se entrometiera más en su vida.
Si Kristopher contestaba la llamada, seguramente estallaría una discusión entre ellos. En lugar de ayudar a Fred, solo conseguiría empeorar las cosas entre él y Kristopher.
Belinda no se había dado cuenta de que su comportamiento ansioso solo servía para aumentar la frialdad en la mirada de Kristopher. «¿Por qué?
Su gran mano se cerró alrededor del teléfono. «En el pasado, podía responder a cualquiera de tus llamadas», dijo. «No tenías secretos para mí».
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