Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 193
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Capítulo 193:
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«¿Quién está causando realmente los problemas, tú o yo?», replicó Belinda con una sonrisa burlona. «No creas que no sé que tú has tramado todo esto por Internet». Mantuvo la mirada fija en Cathy. «Tú filtraste por error mi certificado de matrimonio con Fred y revelaste que había abortado».
La risa de Belinda era amarga. «Kristopher y yo nos casamos en privado. Podríamos haberlo terminado en silencio, permitiéndoles a ambos empezar de nuevo. Pero tú decidiste arrastrarnos al centro de atención. Kristopher te compadece y me ha impedido revelar tu papel como la otra mujer. ¿De verdad crees que escaparás de las consecuencias de tus actos?».
Con eso, Belinda le soltó el brazo. Aunque no le hizo mucha fuerza, Cathy perdió el equilibrio y trastabilló hacia atrás, justo hacia Kristopher.
Unas manos fuertes la sujetaron en el aire. Los ojos de Cathy brillaron de alivio cuando volvió la cabeza. —Kristopher, ¿has visto lo que…?
Se le quebró la voz al darse cuenta de que no era Kristopher quien la había salvado, sino Allen.
Cathy retrocedió como si la hubiera electrocutado, alejándose rápidamente de Allen. Él no se sorprendió por su reacción. Cruzando los brazos, se colocó delante de ella, bloqueándole la vista de Kristopher. —Cathy, no nos metamos en los divorcios de los demás. No todos los dramas merecen nuestra atención.
—Con eso, se volvió hacia Belinda y le guiñó un ojo rápidamente.
Belinda se encogió de hombros y pasó junto a ellos para colocarse junto a Kristopher. —Acabemos con esto, señor Cox.
Kristopher frunció el ceño al agarrarla de la muñeca, con voz baja y tensa. —Belinda, tú…
Quería preguntarle si el divorcio era solo una solución temporal, quizá con planes de volver a estar juntos más adelante, o si esta vez había terminado de verdad. Sin embargo, el orgullo le impidió formular la pregunta. Belinda miró con ira la mano de él sobre su muñeca, sintiendo cómo la irritación le pinchaba la piel. «¿Hay algo más?».
Kristopher bajó la mirada. «Nada».
«Entonces vamos». Belinda soltó las palabras por encima del hombro y entró.
Kristopher se quedó paralizado durante un largo momento antes de exhalar profundamente y seguirla al interior del juzgado. El divorcio había parecido la solución a sus problemas, pero ahora, en el umbral, su certeza vacilaba. Una ola de renuencia lo invadió: si la dejaba ir, ¿podría recuperarla alguna vez?
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Afuera, Cathy se dio cuenta de que Belinda había entrado sin Kristopher y confundió su vacilación con que la estaba esperando. «Kristopher, entonces no entraré contigo —dijo con delicadeza—. Ocúpate tú del divorcio». Y añadió con falsa cordialidad: «Estaré aquí esperándote».
Sus palabras lo devolvieron a la realidad. Soltó un suspiro de alivio y apartó sus dudas, convenciéndose de que Belinda sería la que más sufriría con el divorcio.
Sería Belinda quien sentiría la angustia. ¿Por qué iba a preocuparse él? Aunque nunca le propusiera volver a casarse, Belinda seguramente volvería a buscar la reconciliación. Con ese pensamiento en mente, enderezó los hombros y entró en el juzgado.
El revuelo en torno al divorcio de Kristopher y Belinda era tan intenso que otras parejas se apartaban para dejarlos pasar. El personal, deseoso de que todo transcurriera con normalidad, los apresuró para que se dirigieran al mostrador. Al no contar con el acuerdo redactado por Marc, procedieron con los términos que Belinda había preparado ella misma.
Belinda decidió marcharse solo con sus pertenencias personales y su querido gato ragdoll, Fluffy, dejando atrás todo lo demás. —Señorita Nelson, ¿está segura de que no quiere nada más? —le preguntó amablemente un empleado, consciente del escándalo con Cathy—. Legalmente, tiene derecho a la mitad de los bienes que el señor Cox ha adquirido durante su matrimonio. ¿Está segura de que desea renunciar a ello?
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