Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 176
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Capítulo 176:
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«Ve al grano».
Anthony miró a Kristopher, que parecía reacio a continuar, y se burló. —Vamos, aquí todos somos familia. ¿Qué hay que ocultar?
Allen soltó una pequeña risa. —Kristopher, ¿quieres que me vaya?
Habiendo llegado la conversación a este punto, a Kristopher le resultaba difícil seguir adelante.
—No es necesario.
Después de terminar de hablar, se volvió hacia Belinda. —No es gran cosa, pero me preguntaba… A lo largo de los años, ¿cuántos asuntos has gestionado para Maggie y cuánto has acabado gastando?
Belinda arqueó una ceja. —Innumerables asuntos, tantos que he perdido la cuenta. Pero si quieres saber lo del dinero, eso sí te lo puedo decir. —Miró directamente a Kristopher—. «¿El total de la tarjeta negra que me diste? Eso es exactamente lo que he gastado en ella».
La cara de Kristopher reflejó sorpresa. «¿La tarjeta que te di? ¿La has estado usando para sus gastos?».
«¿No puedo?», respondió Belinda con una sonrisa burlona. «Estaba resolviendo los problemas de tu hermana, ¿de verdad esperabas que usara mi propio dinero? Ya conoces mi historia. Vengo de un pueblo pequeño y mis padres nunca me cuidaron después de acogerme. No tengo mucho dinero».
La expresión de Kristopher se suavizó. «No era eso lo que quería decir».
Durante los últimos dos años, Rosie y Maggie, la madre y la hija, le habían dicho constantemente a Kristopher que Belinda estaba malgastando su dinero en artículos de lujo y joyas con su tarjeta negra.
Él siempre había supuesto que solo intentaba mantener las apariencias.
Pero ahora, ante la verdad, se quedó desconcertado.
—¿Qué quieres decir exactamente con eso?
Anthony frunció el ceño y miró con severidad a Kristopher. —Belinda ya ha hecho más que suficiente por la familia Cox. Le debemos mucho, y tú…
—Señor Cox.
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Antes de que Anthony pudiera terminar, entró una enfermera, llamando suavemente a la puerta. —Ya está mucho mejor. Es hora de trasladarlo a una habitación normal. Necesitamos este espacio para otros pacientes.
Al oír a la enfermera, todos los presentes en la habitación se dieron cuenta de que seguían ocupando la zona de reanimación.
Belinda, Allen y Kristopher se disculparon con la enfermera y ayudaron a sacar a Anthony en la camilla.
Una vez instalado en la sala, el silencio envolvió la habitación.
Anthony, recostado contra la cabecera, miró a Kristopher con una mirada fría y penetrante que insinuaba un desafío tácito.
Allen rompió la tensión con una sonrisa y se volvió hacia Belinda. —¿Has conseguido comer algo esta mañana? Voy a buscar algo de desayunar para el Sr. Cox. ¿Te apetece acompañarme?».
Belinda asintió con la cabeza. «Claro», respondió.
El peso del silencio en la habitación se estaba volviendo insoportable para ella.
«¡Espera!».
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