Una segunda oportunidad con el CEO tras el divorcio - Capítulo 132
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Capítulo 132:
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Cuando Kristopher escuchó la pregunta de Belinda, frunció el ceño y espetó: «¿Quién te ha dado derecho a mirar este documento?».
Arrebatándole el expediente de las manos, lo volvió a colocar con cuidado en la carpeta que había en el suelo.
Después de guardar el archivo, le lanzó una mirada gélida a Belinda y la regañó: «No deberías meter las narices en las cosas de los demás sin preguntar. Hasta los niños lo saben, ¿no?».
Kristopher había hecho todo lo posible por conseguir esos archivos, que contenían información confidencial de una prestigiosa facultad de medicina en el extranjero. Los había conseguido después de confirmar los síntomas de cáncer gástrico terminal de Cathy, y sabía que tenía que devolverlos pronto. Mientras tanto, Belinda había dejado caer accidentalmente los archivos mientras él estaba distraído e incluso se atrevió a echar un vistazo al contenido.
La actitud gélida de Kristopher la dejó paralizada por la sorpresa.
La chispa de esperanza que había brillado brevemente en su corazón se desvaneció por completo.
¿Acaso Kristopher no estaba haciendo esto por el bien de Belinda?
Él no era un experto en medicina, ni su empresa, Cox Group, tenía vínculos con la industria farmacéutica. Además, ella no recordaba que él conociera a nadie que padeciera cáncer gástrico… Entonces, Belinda lo comprendió. Cathy solía fingir que estaba enferma y siempre se quejaba de dolor de estómago. Entonces…
¿Podría ser que Kristopher estuviera preocupado porque los recurrentes problemas estomacales de Cathy pudieran derivar en un cáncer gástrico? ¿Era por eso por lo que estaba estudiando esos documentos médicos?
Al pensar en ello, un escalofrío recorrió la espalda de Belinda.
Durante los seis meses siguientes a la recuperación de Kristopher, este disfrutaba de las comidas que Belinda le preparaba.
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No importaban sus compromisos de trabajo, los cancelaba para correr a casa y disfrutar de su cocina.
Durante esos meses, Belinda sintió que su conexión se había profundizado significativamente.
Asumió el papel de esposa devota, preparando la cena todos los días y esperando ansiosamente su regreso para poder compartir la comida juntos.
Sin embargo, dos años después de su matrimonio, las visitas de Kristopher a casa se hicieron cada vez más esporádicas.
A pesar de ello, Belinda se aferró a su rutina, con la esperanza de que él volviera a ella como antes.
En consecuencia, a menudo posponía sus comidas, esperándolo, a veces saltándose la cena por completo y acostándose con hambre. Esto le provocó problemas estomacales y muchas noches de insomnio por las molestias.
Aunque Belinda nunca se lo mencionó directamente a Kristopher, durante las cenas familiares, Anthony solía recordarle a Kristopher su estado, instándole a que la cuidara mejor.
Kristopher se limitaba a reír distraídamente y a prometer que lo haría, una promesa que nunca cumplió.
Desde el comienzo de los problemas estomacales de Belinda hasta la fase avanzada del cáncer gástrico, Kristopher no se ocupó ni una sola vez de sus necesidades. En cambio, era su asistente, Marc, quien intervenía cada vez que Belinda se desmayaba de dolor durante la noche.
Kristopher mostraba mucho menos interés por ella que su propio asistente.
Antes, ella siempre había asumido que su ajetreo era la razón por la que no podía atenderla como lo haría un marido normal en una familia normal. Pero ahora…
El hombre que nunca la había mirado con cariño había llegado al extremo de investigar un artículo académico sobre el cáncer gástrico porque Cathy había fingido un dolor de estómago.
Esa era su forma de mostrar su cariño.
—Kristopher, ¿has oído algo fuera?
La frágil voz de Cathy sacó a Belinda de su ensimismamiento.
Kristopher guardó rápidamente los papeles y, con tono tranquilizador, se volvió hacia Cathy en la sala de urgencias. —No es nada grave. Belinda solo ha tirado una botella de agua.
Cathy se detuvo y luego bromeó: —Te dije que sería aburrido para la señorita Nelson esperar sola fuera. Deberías haberme hecho caso. ¿Por qué no la invitas a pasar? Podríamos charlar todos juntos. ¿Qué me dices?
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