Una mamá psicóloga - Capítulo 135
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Capítulo 135:
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POV Beatriz
“Les di mi confianza, les abrí las puertas a los dos e incluso cuidé de ella para que mis nietos vinieran a este mundo sin ninguna preocupación, pero ahora estoy tan decepcionada…”
Mi pecho arde.
Contengo mi respiración mientras las lágrimas caen descontroladas y regreso a la habitación, lo más rápido que puedo.
Me meto en la cama y cubro mi rostro con la sábana cuando la puerta de la habitación se abre unos momentos después. Escucho la voz de Lucas llamándome, pero me niego a responder, finjo seguir durmiendo hasta que él se marcha una vez más y solo cuando estoy segura de que no hay nadie cerca camino hacia el tocador de la habitación.
Hay algo de ropa así que me la coloco con rapidez, observo a mis bebés y el pequeño cochecito que trajeron en la tarde para sacarlos mañana del hospital e intento no llorar cuando los coloco dentro de este con las ropas que también trajeron para ellos.
Escribo rápidamente una nota de disculpa para Lucas y su familia, antes de salir de la habitación en completo silencio.
Subo al elevador privado del área y no hay mucho personal, así que se me hace muy simple salir del hospital, sin embargo, una vez estoy fuera me doy cuenta de que no tengo un lugar a donde ir.
Rebusco en mi bolsa la tarjeta que Lucas me dío, camino hacia el cajero más cercano, avergonzada, tomo todo el dinero que puedo de esa tarjeta y luego simplemente me marcho.
Tomo un taxi hasta la salida de la ciudad, mis bebés se mantienen dormidos hasta que llegamos al pueblo siguiente y me bajo en dicho lugar.
Maniobro para darles de comer en el baño para mujeres antes de pensar cómo podría resolver todo esto.
Recuerdo el convento cerca de aquí al que solía enviar algunas cosas desde la iglesia y tomo otro taxi hacia ese lugar rogando que puedan ayudarme, al menos hasta que pueda hacer un plan más objetivo para cuidar de mis bebés.
POV Lucas
“¿¡Cómo pudiste mentirme sobre esto, Lucas!?”, la voz de mi madre se eleva desmesuradamente.
“¿¡Por qué me mentiste así!?
“Porque estaba harto, madre”, confieso frustrado.
“Porque has pasado toda la vida tratando de arreglarme y no lo conseguiste, porque por primera vez en años te vi feliz”.
“Estaba feliz porque pensaba que mi hijo estaba bien, que tenía una buena vida”.
“La tenía, pero tú no mamá y eso era justo lo que no quería”.
“¿Y pensabas decirnos en algún momento?”, cuestiona completamente herida.
“¿O pretendías hacerme creer que esa chica y esos bebés realmente eran tuyos?”
“Iba a contarte lo de los bebés, yo quería decirte todo cuando Beatriz estuviera recuperada de…”
“Esa chica… ¿Cómo pudo engañarme?”, me dice.
“Le di mi confianza, cuidé de ella y descaradamente me mintió, ¡Cuánto le pagaste! ¡Cuánto!”
“Ella no quería”, respondo.
“Ella necesitaba ayuda y yo le propuse todo esto, pero realmente me hizo feliz, realmente la amo”, toco mi pecho.
“Me convenció de ir al psicólogo otra vez, me reparó mamá o al menos todo lo que pudo así que por favor te pido que no menciones ni una palabra de todo esto”.
“Lucas, no puedes pedirme eso, ahora ni siquiera sé qué tipo de mujer es esa chica, no sé ni…”
“Es la mejor mamá, en buena, un desgraciado la abandonó cuando no tenía ni para comer”, le grito.
“No tenía a nadie y me aproveché de eso, pero yo realmente no puedo vivir sin ella, no puedo…”
“¿La amas?, ella te quiere, ¿O eso también es una mentira?”.
Pienso detenidamente en las palabras de mi madre.
Me muevo por la sala de estar antes de debatir internamente en lo que debo o no decir y termino sincerándome no solo conmigo mismo sino con el resto de mi familia.
“La amo”, admito.
“La amo más que mi vida y ella es lo mejor que puede encontrar madre, esos bebés realmente quiero cuidarlos, quiero tener más hijos con ella y quiero que seamos una familia, pero si ustedes no pueden perdonarme lo comprendo y no los culpo así que me quedaré con Beth hasta que podamos irnos a casa”.
“Maldita sea Lucas”
Mi madre se acerca para abrazarme.
“¿Por qué en los infiernos tienes que mentirme? Soy tu madre y tampoco voy a abandonarte, sabes que no soy capaz, eres mi pequeño”.
“Lo siento mamá, pero quería que fueras feliz durante los años que te quedan, siento que soy el culpable de todo esto porque incluso Lulu ha vivido de una forma que no les estorba a ustedes, pero yo… yo…”
“Tú nunca has sido culpable de nada cariño, cuidarte es lo mejor que he hecho con mi vida y lo sabes así que no vuelvas a mentirme”, mi madre limpia sus lágrimas.
“Ahora ve con Beatriz, pídele que me deje ver a mis pequeños nietos, ¿Vale?”
Asiento.
Mi madre sonríe mientras, veo a mi padre abrazarla y Lucia me pide que vaya con Beatriz prometiéndome encargarse de consolar a mi madre.
Conduzco en silencio hasta la habitación de Beatriz.
Llego a la habitación, pero está completamente dormida, dejo un rápido beso en frente antes de encargarme de todo el papeleo necesario para ella y los niños.
Termino de pagar las cuentas y recibir las planillas para la inscripción de los bebés, pero antes de que pueda regresar con Beatriz, mi padre aparece para pedirme tomar una decisión.
Él me dice que puede que las cosas sean difíciles y que es un momento complicado, pero sé que necesita hacer esto lo antes posible, así que accedo a su petición.
Realmente no quiero tener el control del grupo familiar, pero es lo que debo hacer, mi padre asiente, me acompaña hasta la sala de espera y después de unos minutos mi madre también decide ir con nosotros a la habitación para ver a los bebés, pero me quedo congelado cuando al abrir la puerta no hay nadie en la habitación.
No están los bebés o mi esposa y lo único que hay sobre la cama es una nota de papel, la tomo en mis manos con la preocupación quemando contra mi cuerpo.
Mi madre me mira asustada.
Lucía corre hasta mí para arrebatarme la nota y leerla con prisas para todos.
[Realmente lamento que esto sucediera, no quise mentir en ningún momento y me siento terrible por mentirles de esta forma, así que espero puedan perdonarme, Lucas eres un ángel para mí, pero creo que es mi momento de seguir adelante por mí cuenta, te amo. Eso es una completa verdad y lamento que tu madre crea que realmente la engañe, no me busquen. Beatriz]
Miro a mi madre, pero realmente no puedo ver nada.
Mis oídos pitan y siento que el aire no llega lo suficiente a mis pulmones.
Me siento como aquella vez en la carretera, como la noche en que perdí a mi familia.
No quiero perderla.
No quiero perder todo una vez más.
No cuando al fin conseguí tener algo que nunca imagine.
“¡Tengo que encontrarla!”
Trato de ponerme en pie.
“Necesito malditamente encontrar a mi mujer, no pienso perderlo todo, no una vez más”.
Trato de ponerme en pie, pero no soy capaz de hacerlo.
Mi padre me empuja contra la cama, incluso si trato de moverme no soy capaz.
Lo empujo con fuerza, todo lo que veo es furia y dolor a mi alrededor.
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