Una mamá psicóloga - Capítulo 125
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 125:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
POV Lucas
“Solo la invité”, responde.
“¿Te fue bien en el trabajo?”
“Sí, pero es extraño que mi hermana esté aquí, en casa, sin su perro”.
“No es extraño”, responde ella.
“Solo necesitaba quedarse, no te preocupes y habla un poco con ella”, carraspea.
“Más tarde, cuando nos vayamos a la cama, hablemos de tu propuesta”.
No sé qué responder a eso, así que simplemente asiento, tomo otra copa de vino antes de volver a la sala y cuando le entrego su copa servida a mi hermana asumo que debo decirle sobre el hecho de que fui a visitar a nuestro tío abuelo.
“Lu, sé que no quieres hablar de esto, pero fui a ver a Anthony”
Mi hermana me mira incrédula.
“Quería ver con mis propios ojos que tan mal estaba”, alzo mis manos.
“No te espantes, créeme ahora me siento mucho mejor”.
“¿Está mal?”
“Está muriéndose”, respondo.
“Pero sigue siendo un desgraciado narcisista y sin remordimientos”.
“Estupendo”
Mi hermana bebe de su copa.
“Así no tengo que sentirme mal por desear que se muera pronto”.
“Pensaba como tú, pero las cosas cambiaron cuando me di cuenta de que sigue siendo el mismo desgraciado, así que no te preocupes por los remordimientos”
Bebo de mi copa de vino.
“También creo que debería decirte que le pedí a Beatriz que sé…”
“Vengan a cenar”
La voz de mi compañera de piso nos interrumpe.
“La mesa está lista”
Mi hermana se pone en pie de un salto, me sonríe antes de robar la copa de vino de mis manos y se la bebe de un trago antes de susurrarme con Alicia en el oído sus próximas palabras.
“Sé que le dijiste que querías ser su marido”
Se aparta de mi maliciosa.
“Y también creo saber la respuesta, así que apresurémonos para cenar”.
“¡Lulu!”
Corro tras mi hermana.
“¡Estás actuando muy raro!, dime ahora mismo que hablaste con…”
Llego demasiado rápido al comedor.
Mi hermana me da un pequeño guiño sentándose en una de las sillas y después de ver que no puedo decir nada más por qué Beatriz está frente a nosotros, ella decide pinchar uno de los tomates en el plato de ensalada.
“La verdad quería quedarme un poco lejos de casa”, murmura.
“Hay algunas personas construyendo en el terreno vecino”, sonríe.
“Ahora, deja de mirarme extraño, tu novia me encanta, es muy linda y me dio confianza así que solo acepté”.
POV Beatriz
“De verdad que estoy muy agradecido contigo”
El hombre que friega los platos a mi lado me observa con sinceridad.
“Mi hermana está lejos de su montaña por primera vez en años sin quejas o malas caras”, niega.
“No sé cómo lo haces, pero me hace muy feliz, ella ha sufrido demasiado”.
“Tu hermana es encantador Lucas”, admito.
“Además, realmente creo que no quería volver a su casa hoy, no sé por qué, pero así es”.
“No lo creo”, responde él.
“Pero si tú lo dices estoy bien con eso”, me sonríe.
“Mañana tendremos una consulta, no lo olvides, ya es tiempo de ver que tal van los bebés”.
Su mirada se mueve a mi v!entre, pero cuando alza sus ojos hay más deseo en ellos que alguna otra emoción.
Trago grueso antes mirar hacia otro lugar que no sea su rostro porque el calor en mi rostro me dice que claramente estoy sonrojada.
“Tenía planeado hacerte el amor hoy”
Admite después de limpiar el último plato.
“Pero con Lulu aquí no creo poder hacerlo”.
“Oh…”
Abro mis ojos ante la forma desanimada en que esa palabra sale de mis labios, la vergilenza se apodera todavía más de mí, ya que definitivamente soné decepcionada y eso es algo desvergonzado sin lugar a dudas.
Lucas seca sus manos, rodea mi cintura después de arrebatar el tazón medio húmedo que aún estaba en mis manos antes de besarme con ternura en la boca.
Sus besos se mueven lentamente hacia mi garganta, mordisquean la piel ahí haciendo que el fuego lata enloquecedor bajo mi v!entre y cuando una de las manos en mi cintura se desliza aún más hacia abajo, mis ojos se cierran sin remedio.
Un escalofrío recorre mi espalda, me aferro a su masculina espalda dejando que sus labios se muevan peligrosamente hasta el escote de mi pijama de flores que de algún modo se ha abierto ligeramente.
“Quería besarte”, me susurra.
“Quería desnudarte y hacerte el amor hasta que perdiéramos la cabeza”
Su mano se cuela dentro del short del pijama, suspiro notando la dureza de su deseo contra mi v!entre y abro los ojos una vez más cuando noto sus dedos acariciar mi trasero.
Muevo mi boca sobre la suya cuando vuelve a mover sus labios hasta los míos, permito a mi lengua explorar el interior de sus labios.
Mi feminidad palpita con intensidad, Lucas me mueve contra la encimera, mi cuerpo es aprisionado por el suyo contra dicho objeto y solo cuando un fuerte carraspeo viene de algún lugar a nuestras espaldas vuelvo a la realidad.
Lucas se aparta de mí demasiado tarde, mis ojos se mueven hasta la chica con una ceja alzada y una copa de vino vacía en su mano que nos observa desde el umbral de la cocina.
Trato de no temblar por la pena, pero mi respiración me traiciona al igual que el calor ardiente en mi rostro.
“Disculpa por interrumpir”, murmura caminando hasta la nevera.
“Pensé en picar un poco mientras veía la tele”, sonríe después de tomar unos snacks de la nevera.
“No se preocupen por mí, pueden seguir en lo que estaban”.
“¡No hacíamos nada!”, prácticamente grito.
“Solo… solo…”
“Son una parejita”
Lucia responde como si nada.
“Es normal que tengan se%o y se besen Beatriz, aunque creo que deberían hacerlo en donde yo, la pobre v!rgen soltera, no tenga que sentirme avergonzada”.
Ella se marcha de la cocina.
Lucas me mira con una expresión que no puedo identificar y decido que lo mejor que puedo hacer es marcharme de ahí corriendo para evitar sentir mucha más pena.
.
.
.