Una mamá psicóloga - Capítulo 115
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 115:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
POV Lucas
“¿Por qué estás aquí?”, cuestiono.
“¿Qué viniste a decirme Lucas?”
“Quería ver como estás”, admito.
“Me marche de casa sin hablar contigo y mamá…”
“No quiero hablar de esto”, me dice.
Estoy bien y realmente no me importa, así que no vengas a consolarme, ya no tengo tres años”.
“No, tienes razón”.
Bebo de mi vaso.
“Pero sigues siendo igual de enigmática que en esa época”.
“Ahora puedo hablar y mandarte a la m!erda”
“Qué tierna”
Admiro mirando a Beatriz.
“¿Qué crees de Lulu?”
“Es una chica encantadora”, responde.
“Además su jardín es muy bonito, nunca había visto tantas flores, en la iglesia solía cambiarlas todo el tiempo”
Su voz se apaga lentamente.
“Pero eran las flores de la iglesia, no podía llevarlas a casa”.
“¿Quieres que te regales unas pocas?”, me mira.
“El departamento de mi hermano es bastante aburrido”.
“¿Podrías?”
“Por supuesto”.
Me siento aún más atraído por Beatriz.
Es la primera vez que mi hermana le ofrece sus flores a alguien y que hable de esta forma cuando apenas la conoce es encantadora.
Mi hermana no habla con extraños, pero Beatriz tiene eso.
Al parecer, una sola de sus palabras y todos caemos por ella.
POV Beatriz
Me doy cuenta de que todos en esta familia son maravillosos, no solo Lucas sino también su hermana.
Comprendo también que Lucas la quiere muchísimo y eso solo hace que me sienta todavía más atraída hacia él.
Bajamos de la colina donde su hermana vive mucho más rápida de lo que me costó subir. Fue agradable salir de casa y charlar un poco con alguien más que Lucas o su gato.
Además, me sentí una vez más como si estuviera realmente teniendo una vida común, una vida como la que solía desear.
No sé realmente si siempre pensé que me casaría con Ben, pero siempre desee tener algo así como un apoyo, ir a cenar con la familia y vivir, sentirme cuidada, pero siento también que he perdido una parte importante de eso.
Pues mi familia simplemente prefirió ignorarme y apartarme antes de cuestionar si realmente fui yo quien falló en esta situación.
“¿Por qué estás así Beatriz?”
Lucas me mira cuando llegamos al final de la colina.
“Parecías feliz hace unos minutos, pero ahora siento que estás a punto de comenzar a llorar”.
Lo miro durante un minuto, me dejo llevar por mis propias emociones y me abrazo a su cuerpo mientras él acaricia mi espalda en silencio esperando a que le dé una respuesta.
Así que tomo unas cuantas respiraciones antes de hablar con sinceridad.
“Pensaba en mi familia, en la forma en que echaron”, niego.
“Pensé que tenías una familia muy hermosa y que quizás yo no pueda darle eso a mis hijos porque sus abuelos creen que soy una pecadora”
Cierro mis ojos.
“Siento que estoy haciendo mal a mis hijos incluso ahora que no han nacido”.
“Te dije que no dijeras eso nunca más”, gruñe el hombre que me abraza.
“Si tus padres no quieren formar parte de tu vida o de esos bebés es su asunto”
Él hace mirarlo a el rostro.
“Te prometí que te cuidaría y te exigí que dejaras de pensar que estás haciendo algo malo o que harás algo malo para tus en el futuro”
Me toma de las manos.
“Así que sonríe más, te dije que tus bebés no deberían estar tristes”.
Él suelta una de mis manos para llevarla a mi v!entre.
Me acaricia ligeramente antes de besarme en los labios.
Mi corazón se llena de esa seguridad que siempre me causa estar con él.
Lucas abre mi puerta antes de ayudarme a colocar el cinturón de seguridad.
Sube a su asiento un minuto después, prende su auto y conduce de regreso a la casa sin decirme mucho.
Una vez llegamos me doy una ducha relajante, el hambre vuelve una vez más, así que termino tomando uno de los sándwiches que dejé en la nevera hoy en la mañana.
Lucas sale de su propia ducha media hora después, llega hasta donde estoy en la cocina tranquilamente y toma un pedazo de mi sándwich antes de prepararse lo que parece una bolsa de té.
Me mira desde la encimera mientras espera a que el agua se caliente.
“¿Qué harás mañana en la noche?”, sonríe.
“¿Te gustaría ver una película en la noche?”
“Suena bien”, sonrío.
“Aunque tengo que ir a comprar algunas cosas para hacer la cena”, sonrío.
“Quiero prepararte algo bueno”.
“No necesitas hacerlo”, dice él sirviéndose su té.
“Además, no suelo comer en casa, estos días han estado fáciles, pero la próxima semana tengo seis partos que atender y más de cinco cuidados posnatales que atender, así que probablemente coma muy poco en casa”
Saber eso me hace sentir mal.
Termino mi sándwich diciéndome que este es el tipo de trabajo que él tiene.
Siempre supe que los doctores tenían vidas ajetreadas, pero supongo que es mucho más complicado de lo que esperaba.
Me acerco al fregadero para dejar los platos sucios.
Lucas me toma del brazo antes de rodearme por la cintura con su mano.
Coloca una de sus manos masculinas en mi v!entre.
Siento que ese simple gesto me hace sentir mucho más feliz de lo que debería.
“Puedo ver que estás comiendo bien”, me sonríe.
“No puedo esperar a verte aún más rellenita”, él bebe tranquilamente su té.
“¿Deberíamos dormir juntos hoy?”
Esas palabras me hacen sonrojar.
No sé qué decir o mejor dicho, no sé cómo decirlo porque nunca nadie me ha preguntado tan directamente si debería o no dormir con él.
Lucas parece entenderme por qué lleva sus manos hasta mi barbilla y me da un pequeño beso en los labios.
.
.
.