Un Regreso Inesperado: Rencores del pasado - Capítulo 337
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 337:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Algo va mal.
Sandra se acerca y entonces reconozco el pelo rubio.
Kayla.
¿Qué coño…?
Me apresuro hacia ella, agarro su mandíbula suavemente e inclino su cara hacia arriba.
Una venda blanca está fuertemente envuelta alrededor de su frente, pero el rojo carmesí se filtra a través de ella, la sangre se filtra en la tela.
Mi mandíbula se tensa.
Mi sangre hierve.
«¿Quién hizo esto?» Mi voz es aguda, mortal.
Miro de nuevo a Sandra, mi pecho se aprieta.
«¿Y dónde diablos está Elisia?»
Sandra se encuentra con mi mirada, sus ojos hinchados, llenos de lágrimas no derramadas.
«No lo sé».
Su voz se quiebra.
Me vuelvo hacia Noah, mi rabia aumenta.
El otro guardaespaldas se apresura a ayudar a Sandra con Kayla, pero no me importa.
Cargo contra Noah, golpeándolo contra la pared.
«¿Dónde coño está mi mujer?».
Su nuez de Adán se mueve, su rostro palidece.
«Jefe… No lo sé. Intentamos comprobar las cámaras, pero no se veía nada…».
—Me importan una mierda las cámaras.
Rechino los dientes, mi voz baja, peligrosa.
—Confié en ti para mantener a salvo a mi esposa.
Traga saliva.
—Yo… fui a buscar comida para Kayla…
Intento, joder, intento de verdad controlar mi ira.
Pero no puedo.
Golpeo, mi puño choca con su mandíbula.
La fuerza lo hace tropezar, y mi anillo le abre la piel, dejando una herida a su paso.
Se agarra la cara, gimiendo de dolor.
Lo miro con furia.
«Te pago para que la protejas, ¡no para que la dejes ir a por comida, joder!».
En la sala de estar se produce un alboroto.
Oigo correr, voces que gritan…
Shawn, Sergio, Isabella.
Están intentando despertar a Kayla.
Joder.
Empujo a Noah, que se golpea la espalda contra la pared con un ruido sordo.
Respiro de forma irregular, el pecho se me agita mientras me paso las manos por el pelo presa del pánico.
¿Dónde está?
La habitación se vuelve borrosa, mi mente se queda en blanco y todos los ruidos se desvanecen en estática…
Hasta que oigo su voz.
—Theo.
Me giro de golpe y me arrodillo junto a Kayla.
—¿Estás bien? —Mi voz es aguda, pero hay un tono desesperado en ella.
Ella asiente débilmente.
—Por favor. —Tragué saliva con fuerza, mi voz se quebró.
—¿Dónde está Sia? ¿Está bien?
Kayla se queda paralizada, todo su cuerpo se vuelve rígido.
.
.
.