Un Regreso Inesperado: Rencores del pasado - Capítulo 117
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 117:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Todo sucede muy rápido.
En un momento, estoy admirando la grandeza del salón de baile.
Al siguiente, de repente me veo arrastrada a un círculo de hombres y mujeres junto a Theo.
Habla con confianza y autoridad, su voz es firme y dominante.
Me da envidia.
Tiene el control sin esfuerzo.
Aparece una copa de whisky en su mano; no tengo ni idea de cómo o cuándo la ha conseguido.
Agita el líquido, el hielo tintinea suavemente contra el cristal.
Estoy tan absorta observándolo que casi no le oigo decir mi nombre.
«Mi esposa, Elisia», se presenta con suavidad.
Parpadeo, volviendo a la realidad.
Un hombre mayor se acerca y me tiende la mano.
—Aaron Cicero —dice.
—Encantado de conocerte, pequeña.
Sonrío y le tiendo la mano.
—Es un amigo íntimo de mi padre —explica Theo, despejando la confusión de mi rostro.
—Aaron es prácticamente un segundo padre para mí. Aaron nos sonríe a ambos.
—¿Sigues completando tus estudios? Pareces joven, Elisia —dice con una mirada curiosa.
—Todavía estoy en la facultad de medicina —respondo.
—Tiene más sentido —sonríe en respuesta.
—¿Por qué no vas a servirte una copa mientras Theo y yo hablamos? —sugiere Aaron.
Casi pongo los ojos en blanco, casi.
Me doy la vuelta para dar un paso adelante, pero Theo me tira hacia él.
—Ella está bien aquí, Aaron —dice Theo, apretando su mano alrededor de mi cintura.
—¿Estás seguro, Theo? —pregunta Aaron.
—Sí —responde Theo con firmeza.
Los siguientes treinta minutos pasan con Aaron y Theo discutiendo envíos, intercambios, dinero y drogas.
Mis pies me están matando con estos tacones. He estado de pie durante tanto tiempo, escuchando su charla interminable.
Nunca tuve la oportunidad de echar un buen vistazo al lugar, así que decidí aprovechar este momento para admirar el hermoso recinto. Grandes y tenues candelabros colgaban por todas partes, y la combinación de colores era neutra. Famosos cuadros adornaban las paredes, y tengo que admitir que eran impresionantes. Al final del vestíbulo había una gran escalera de doble sentido que conducía a docenas de habitaciones en el piso de arriba.
De fondo sonaba un piano suave y ligero. El piano es un instrumento tan hermoso. Siempre he querido aprender a tocarlo, pero mamá y papá nunca me apuntaron a clases, ni siquiera después de años de suplicárselo.
Estaba ocupado admirando todo lo que me rodeaba cuando un nombre en particular me llamó la atención.
—¿Ya habéis encontrado a Ramos? —pregunta Aaron en voz baja.
Ramos.
El hombre que intentó hacerle daño a Isabella.
Solo pensarlo me revuelve el estómago. ¿Cómo puede alguien hacer algo así?
—No —murmura Theo—.
Suponemos que ha vuelto a huir.
—¿Alguna noticia de los Ivanov?
He oído a mi padre mencionar a los Ivanov antes…
—No —suspira Theo—.
Shawn y Roman están en ello. Cada pista que encontramos acaba siendo una distracción.
—Pondré a algunos de mis hombres en ello, Theo. Encontraremos al bastardo —le asegura Aaron.
.
.
.