Un Destino Sellado por la Mafia - Capítulo 70
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 70:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Forcé una sonrisa e hice una señal a uno de mis chicos para que trajera bebidas para Víctor y Christine, tratando de mantener la naturalidad. Pero cuando se dio la vuelta para irse, Víctor sacó su pistola y le disparó en la cabeza. Así, sin más. La sangre salpicó el suelo.
«La muerte no come ni bebe cosas terrenales», dijo Christine, aún con esa sonrisa infernal.
El miedo comenzó a apoderarse de mí, pero no podía dejar que se notara.
«Entonces, ¿qué come o bebe la muerte?», pregunté, tratando de mantener la voz firme.
«Vidas humanas. Nada más», respondió Christine, con un tono tan frío como el hielo.
Entonces supe que no se trataba solo de hombres desaparecidos o bienes robados. Se trataba de sobrevivir. Y por mucho que odiara admitirlo, no estaba seguro de salir vivo de aquella habitación.
«Entonces, ¿de qué va todo esto?», pregunté de nuevo, haciendo todo lo posible por parecer indiferente a pesar de la densa tensión.
Victor sonrió, pero era una sonrisa vacía, sin humor.
«Eres un mierda», dijo, sacudiendo la cabeza lentamente. «Me has hecho pasar por muchas preocupaciones, Marcus. Preocupaciones que no sentía desde hacía años».
Christine, de pie a su lado, miró a Víctor y entrecerró los ojos.
—¿Por qué te mira como si le estuvieras haciendo perder el tiempo? —preguntó con voz llena de desdén.
Levanté las manos ligeramente, sintiéndome más confundido que nunca.
—No lo estoy mirando así. Solo… No sé qué está pasando aquí —admití, tratando de reconstruir lo que me había llevado a este lío.
Victor respiró hondo y su expresión se ensombreció.
Ultimos caps: ɴσνєℓaѕ𝟒ƒαɴ.𝑐𝑜𝗺
—Hay una cosa que detesto con toda mi alma: robar. Lo detesto con toda mi alma —dijo, endureciendo el tono de voz por la ira.
«Todo el mundo roba de una forma u otra, Víctor. Pero ¿qué he hecho exactamente? Dime cuál es mi delito», dije, tratando de mantener la calma. Pero mi mente iba a mil por hora. ¿Qué creían que había hecho?
Christine dio un paso adelante, alzando la voz con furia.
—Tu delito, Marcus, es que nos has robado. Me has robado a mí, a la Quin —dijo, girando la pistola en su mano como si fuera un juguete.
Sentí que mi corazón daba un vuelco, pero me obligué a mantener la calma. Mi expresión se transformó en una de confusión.
«Es cierto que robo, pero nunca os robaría a vosotros», dije, esperando que vieran la verdad en mis ojos.
Pero ellos solo se rieron, una risa fría y cruel que me heló la sangre.
«Tus hombres ya nos lo han contado todo, Marcus. No intentes jugar con nosotros», advirtió Christine, con los ojos brillantes de malicia.
De repente, Víctor apuntó con su pistola a mi frente, con expresión muy seria.
«No te lo repetiré. ¿Dónde están las drogas y la marihuana que me robaste?». Su voz era baja, pero la amenaza era inconfundible.
.
.
.