Un Destino Sellado por la Mafia - Capítulo 53
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Capítulo 53:
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Punto de vista de Elena
El recuerdo de aquella noche con Davis seguía repitiéndose en mi mente, como un bucle del que no podía escapar. Fue diferente, muy diferente a todo lo que había experimentado antes. Aunque era mi primera vez con Davis, sentí que era el momento más intenso que había compartido con alguien. Me trató con mucho cuidado, como si fuera delicada. La forma en que sus labios tocaban mi piel, cómo besaba mi pecho, cómo sus manos exploraban cada centímetro de mi cuerpo… Todo era tan tierno, tan abrumador.
Pero, aunque lo había disfrutado, había algo que me molestaba. La culpa. Mi conciencia no dejaba de gritarme, recordándome que había traicionado a Víctor. Por mucho que intentara silenciar esa voz, seguía volviendo. Había sido infiel y esa idea me pesaba mucho.
Desde aquella noche, Davis había estado actuando de forma diferente. Cada vez que me veía, me robaba un beso, como si aún estuviéramos atrapados en aquel momento. Me incomodaba, sobre todo cuando lo hacía delante de los demás. Hoy no fue diferente. Sus labios rozaron los míos al cruzarnos en el pasillo y yo me aparté, con el corazón latiéndome con fuerza.
«¿Y si nos ve Víctor? Esto tiene que quedar entre nosotros», le advertí. Pero no parecía importarle.
Entonces, allí mismo, delante de las criadas, Davis me agarró de forma inapropiada. Me quedé paralizada, mortificada. La ira se apoderó de mí antes de que pudiera evitarlo y, sin pensar, le di una bofetada. El sonido resonó en toda la habitación. Durante un segundo, todo se quedó en silencio. Davis no dijo ni una palabra. Se limitó a mirarme con una expresión indescifrable y luego se marchó.
Más tarde ese mismo día, entró en mi habitación sin llamar. Antes de que pudiera reaccionar, me puso su teléfono en las manos. Confusa, miré la pantalla y se me encogió el corazón.
El vídeo.
Lo había grabado todo. Cada momento íntimo. Cada detalle. Miré la pantalla con horror, con un nudo en el estómago. Me sentí mal.
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«¿Por qué me has hecho esto?», le pregunté con la voz entrecortada mientras las lágrimas corrían por mi rostro. Nunca esperaba esto de Davis. «Pensaba que eras diferente».
Él solo sonrió, con los ojos fríos.
«Lo único que sentí por ti fue lujuria. Te necesitaba para llegar a Víctor», dijo sin mostrar ningún remordimiento.
Sus palabras me dolieron profundamente, pero la ira se apoderó de mí.
«No tenías que hacer esto para llegar a Víctor. Esto solo demuestra lo débil que eres en realidad», espeté entre lágrimas, con el corazón latiendo con fuerza por la traición y el asco.
Davis se rió, burlándose de mí.
«¿Cómo te atreves a decirme cómo manejar mis asuntos? Si no soy lo suficientemente fuerte para enfrentarme a él cara a cara, eso no es asunto tuyo», dijo con voz arrogante.
Sabía que tenía que pensar rápido. Ese vídeo era una bomba de relojería.
«Davis, te lo juro, borra ese vídeo. Víctor te matará si lo ve», le advertí, esperando que entrara en razón.
Él volvió a sonreír, con esa misma sonrisa retorcida.
«A ti también te matará, Elena. De eso estoy seguro», respondió Davis, recostándose como si ya hubiera ganado.
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