Un Destino Sellado por la Mafia - Capítulo 356
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 356:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Su educación lo había convertido en el hombre que era hoy. Víctor era hijo de narcotraficantes, criado en un mundo duro e implacable donde la manipulación y las decisiones despiadadas eran la clave para sobrevivir. El amor, por otro lado, no era algo que le hubieran enseñado. No formaba parte de su mundo.
Aun así, no iba a quedarme sentada esperando por él.
Mi esperanza estaba en Adrián y Mariam.
Marcus me encerró en una habitación con los gemelos, Sofía y Liam. Sus caritas inocentes contrastaban con el caos que nos rodeaba. Mientras los abrazaba, su calor me recordaba por qué tenía que ser fuerte, por qué no podía permitirme derrumbarme.
Esas pequeñas vidas dependían de mí. Me necesitaban para que fuera su escudo, su protectora.
Esa noche, Marcus entró en la habitación con una sonrisa de satisfacción que me irritaba por su confianza. Se apoyó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados, como si ya hubiera ganado una batalla invisible.
«Tu marido no ha hecho nada para sacarte de aquí», se burló, con voz llena de sarcasmo. «Ahora puedes ver que no te quiere».
Lo miré, con voz tranquila pero firme.
«Nunca me amó cuando me vendiste. ¿Por qué insistes tanto?».
Parpadeó, claramente sorprendido por mi respuesta.
«¿Por qué no te vas ahora que tienes la oportunidad?», preguntó, con un tono más agudo, casi acusador.
Descúbrelo ahora en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒαɴ.c♡𝗺 para más emoción
Me quedé en silencio, mirándolo a los ojos sin pestañear.
Se rió con amargura, sacudiendo la cabeza como si yo fuera un rompecabezas que no podía resolver.
—Ahora lo entiendo —dijo con voz llena de burla—. Estás enamorada de un hombre que no te da nada. ¿Estás loca, Elena?
La ira bullía dentro de mí, pero mantuve la compostura.
—¿Crees que estaría en su vida si no fueras tan codicioso? Tú has causado todo esto, Marcus. ¿Y ahora me culpas a mí?
—¡Por eso estoy intentando arreglar mi error! —gritó, con desesperación en su voz—. La gente como Víctor se aprovecha de las situaciones difíciles para manipular a personas como yo.
Me burlé, sosteniendo su mirada.
—Deja de mentir. Víctor no te obligó a venderme. Tú tomaste esa decisión. Tú hiciste esto.
Sus hombros se hundieron y, por un momento, pareció casi humano, casi arrepentido.
—Está bien, lo siento —dijo con voz más suave—. Pero dame una oportunidad de arreglar las cosas. Trabajemos juntos para acabar con Víctor.
—¿Por qué debería ayudarte? —pregunté entrecerrando los ojos, con tono frío y desconfiado.
—Porque eres el pariente más cercano de Víctor —dijo con voz urgente, las palabras saliendo a borbotones—. Llevas el apellido Martínez, lo que significa que todo lo que Víctor posee podría ser tuyo.
.
.
.