Un Destino Sellado por la Mafia - Capítulo 231
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 231:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
La sonrisa de Mars se amplió. «Y cuando cojamos el setenta por ciento, desapareceremos», dijo, exhalando una nube de humo.
«Exacto», respondí. «Pero hasta entonces, debemos actuar como aliados leales. No podemos darle a Víctor ningún motivo para sospechar de nosotros».
Mars asintió, pero pude ver su emoción. Pensaba que sería fácil, pero yo sabía que no era así. Víctor no era un hombre al que se pudiera subestimar.
Más tarde, esa misma noche, me di cuenta de que Mars había desaparecido. Busqué por toda la mansión, cada vez más frustrado. Cuando no lo encontré, decidí preguntarle a Elena.
Empujé la puerta de su habitación sin llamar y allí estaba él, demasiado cerca de ella, con los ojos clavados en los de ella.
—Mars —dije con severidad, mi voz atravesando la habitación como un cuchillo.
Los dos se volvieron para mirarme, con una expresión de sorpresa en el rostro.
—Marcus —dijo Mars, acercándose como si nada pasara.
—¿Qué haces aquí? —pregunté con tono frío y controlado.
—Solo charlando —respondió con naturalidad, como si su presencia en la habitación de mi hermanastra no fuera totalmente inapropiada.
La expresión de Elena era indescifrable mientras me miraba. —Ha estado haciendo preguntas sobre ti y Víctor —dijo, con tono tranquilo pero tajante.
Apreté la mandíbula, sintiendo cómo la ira bullía bajo la superficie. —Mars, tenemos que irnos. Ahora.
Mars asintió a regañadientes, pero mientras salíamos de la habitación, no pude evitar la sensación de que esto no era el final de su fascinación por Elena.
Esa noche, me senté en mi habitación, con los pensamientos acelerados. El comportamiento de Mars era un problema que no podía ignorar. Si seguía distraído por Elena, todo nuestro plan se vendría abajo.
Había demasiado en juego como para que los deseos personales se interpusieran. Víctor no era un hombre que perdonara la traición, y si llegaba a sospechar que estábamos conspirando contra él, ambos estaríamos muertos.
Lectura recomendada: ɴσνєʟα𝓼4ƒα𝓷.ç𝓸m
Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. —Adelante —dije con voz cansada.
Mars entró, con un aire inusualmente avergonzado.
—Lo siento —dijo, sentándose frente a mí.
—¿Por qué? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—Por acercarme demasiado a Elena —admitió—. No quería causar problemas. Es solo que… es intrigante.
«Ella no es asunto tuyo», dije con firmeza. «Aléjate de ella, Mars. Lo digo en serio».
Él asintió, pero pude ver la duda en sus ojos.
Cuando salió de la habitación, sentí un nudo de inquietud en el pecho. La obsesión de Mars por Elena era una bomba de relojería y yo no tenía ni idea de cómo desactivarla.
Al día siguiente, Víctor me llamó a su oficina. Sus ojos penetrantes me estudiaron mientras me hacía una pregunta aparentemente inocente.
«¿Qué tan bien conoces a Mars?».
Mi corazón dio un vuelco, pero mantuve una expresión neutra.
.
.
.