Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 966
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Capítulo 966:
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Desde el momento en que Elliana ingresó en la Universidad Médica de Ublento, Arthur había seguido todas las noticias sobre ella. Cuando se produjo el incidente, se enteró de inmediato.
Vio las fotos y los vídeos en Internet, y la rabia se apoderó de él. Caminaba de un lado a otro por su estudio, deseando actuar, pero sin poder hacer nada. Le había prometido a Elliana que no interferiría, que la dejaría elegir su propio camino con Cole. Pero en su corazón, estaba firmemente en contra. Para él, Cole no era digno de Elliana. Ver a Cole abrazarla y besarla era como ver una flor exótica plantada en un montón de basura. Le partía el corazón, pero tenía las manos atadas. Elliana había elegido a Cole.
Arthur suspiró. Luego, volvió a suspirar. Nunca se había sentido tan impotente. Milton abrió la puerta del estudio y encontró a su padre inquieto.
«Papá, ¿qué pasa?».
Arthur dejó de dar vueltas y le espetó: «¡Ve a la Universidad Médica de Ublento! ¡Trae a Elliana de vuelta! Ahora mismo».
Milton comprendió al instante lo que preocupaba a su padre. Sentía la misma punzada de frustración. Acababan de encontrar a Elliana. Apenas había empezado a conocerla como hermana y ahora Cole se la había arrebatado. Pero ¿qué derecho tenían a interferir? ¿Qué otra cosa podían hacer sino aceptarlo?
Milton dijo con suavidad, con una leve sonrisa en los labios: «Papá, tranquilo. Esto tenía que pasar. Lo único que podemos hacer es aceptarlo».
Arthur sabía que su hijo tenía razón, pero la verdad era amarga. Con un gemido, se hundió en su silla y dejó escapar otro suspiro de cansancio.
Milton lo observó y suspiró para sus adentros. Al darse cuenta de que su padre necesitaba distraerse, cambió de tema. —Papá, ¿has oído hablar alguna vez de la Sociedad Serpiente?
Arthur se quedó paralizado. Su frustración se desvaneció, sustituida por una aguda atención. Se volvió hacia Milton. —¿Por qué sacas eso ahora?
—Bueno… —Milton repitió cuidadosamente todo lo que Elliana le había contado.
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Mientras Arthur escuchaba, el color se le escapó del rostro. Su voz se volvió grave y peligrosa. —¿Estás diciendo que las personas que vinieron a por tu madre hace años eran de la Sociedad Serpiente? ¿Y ahora van a por Elliana?
—Sí —confirmó Milton.
Arthur negó lentamente con la cabeza, con el rostro sombrío. —No puedo creer que la Sociedad Serpiente siga viva.
El tono de Arthur denotaba un reconocimiento inequívoco: conocía bien la Sociedad Serpiente. Los ojos de Milton se iluminaron con una repentina esperanza. Después de terminar su llamada con Elliana, había revisado minuciosamente los archivos digitales de la familia Campbell, buscando desesperadamente cualquier mención a la Sociedad Serpiente. La búsqueda no había dado más que frustración y carpetas vacías. La decepción se había apoderado de él, pero ahora la fortuna le sonreía. Su padre poseía el conocimiento que él ansiaba.
«¿Qué es exactamente la Sociedad Serpiente, papá?», insistió Milton.
Arthur se recompuso, y la conmoción inicial se desvaneció de su rostro. Su voz sonó suave como la seda, pero cargada con siglos de dolor. «Representan al enemigo jurado de nuestra familia, una disputa sangrienta que se remonta a mil años de oscuridad».
Milton frunció el ceño, confundido. ¿Qué tipo de odio podía sobrevivir a todo un milenio?
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