Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 952
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Capítulo 952:
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Trinity apenas podía contener su emoción, anticipando con impaciencia la espectacular destrucción de Lilah.
Mientras tanto, Elliana se había fijado en Cole. A pesar de las oscuras gafas de sol que ocultaban sus ojos, su instinto le decía que su mirada estaba fija en ella.
Puede que los demás solo vieran el aspecto atractivo y frío de Cole, pero solo Elliana detectaba la furia ardiente que bullía bajo su superficie controlada. Estaba absolutamente furioso. Pero, ¿qué había desencadenado tal ira?
Recordó la tormenta que había oscurecido sus rasgos cuando se separaron la noche anterior. Sospechaba que su casual mención de un exnovio le había tocado la fibra sensible. Supuso que su orgullo nunca le permitiría volver a cortejarla tan pronto. Su aparición hoy en la Universidad Médica de Ublento probablemente no tenía que ver con ella. Entonces, ¿qué le había traído aquí?
Estaba acostumbrada a verlo acompañado por los cuatro hermanos Fletcher, rodeado de su habitual séquito de guardaespaldas, siempre organizando llegadas dramáticas e intimidantes. Hoy había venido completamente solo, con esas gafas de sol extragrandes que creaban una barrera impenetrable. Ella sintió que algo no estaba bien. Si no había venido por ella, ¿por qué su camino lo llevaba directamente hasta donde ella estaba?
Antes de que Elliana pudiera procesar su confusión, Cole había acortado la distancia entre ellos, deteniéndose a unos tres metros de distancia mientras toda la multitud contenía la respiración.
Cole inclinó ligeramente la cabeza hacia abajo, su mirada oculta tras las lentes oscuras la atravesaba. Sus labios apenas se movieron cuando dos palabras, saturadas de autoridad absoluta, surgieron de lo más profundo de su pecho. «Ven aquí». Su voz transmitía más frío que la energía glacial que irradiaba todo su ser.
Un temblor colectivo recorrió a la multitud que observaba. Haciendo honor a su notoria reputación de «Gran Diablo», esa simple orden ejercía el poder escalofriante del mismísimo inframundo.
Solo entonces todos se dieron cuenta de la verdad. Cole no estaba simplemente enfadado, era un volcán inactivo que se preparaba para desatar la destrucción.
Todas las miradas rebotaron de Cole a Lilah y luego se posaron en la mano de Quentin, que permanecía inocentemente sobre el brazo de ella.
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Al absorber este cuadro surrealista, la misma teoría escandalosa se encendió en la mente de todos los observadores. ¿Había llegado Cole para enfrentarse a una amante infiel? ¿Podían los rumores susurrados ayer contener algo de verdad? ¿Había Cole reclamado a Lilah como suya, solo para descubrirla en brazos de otro hombre apenas veinticuatro horas después?
Antes de que Elliana pudiera responder, el aire se volvió pesado, cargado de una tensión tan densa que era difícil respirar.
La multitud, azotada por el inquieto viento otoñal, se quedó paralizada. Contuvieron la respiración, con la cautela colgando a su alrededor como un velo.
Todos los ojos podían sentir el fuego de la ira de Cole ardiendo hacia Lilah. Todos se prepararon, esperando la explosión que creían segura.
Cole no era un hombre cualquiera, era un magnate de fama mundial. Orgulloso, despiadado, intocable. Para él, aplastar a una mujer no sería más que un juego de niños.
Lilah, decían, era la heredera de una gran fortuna. Pero nadie sabía realmente hasta dónde llegaba el poder de su padre, ni si él podría protegerla de la furia de Cole.
La multitud no podía evitar preguntarse si Cole, al decidir castigar a Lilah por «coquetear» con otro hombre a sus espaldas, aquí y ahora, provocaría una disputa entre las dos familias. ¿Podría derivar en una guerra comercial tan grande que sacudiría la economía mundial?
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