Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 951
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Capítulo 951:
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Los dedos de Quentin le rodearon suavemente la muñeca. «Déjame acompañarte», murmuró con voz cálida.
El gesto daba la impresión de una relación íntima. Para cualquiera que los observara, Lilah y Quentin parecían la pareja perfecta, dos tortolitos perdidos en su momento. Murray agudizó la vista mientras observaba la escena. Quentin parecía accesible, y Murray reconoció una oportunidad. Necesitaba conectar con Quentin, construir una relación y, finalmente, ganarse el favor de las influyentes familias Hudson y Briggs.
Trinity se mordió el labio inferior, con la envidia ardiendo en sus venas. Estaba desesperada por saber si Cole había visto las fotos que había dejado caer en el chat familiar. Y lo que era más importante, ¿cómo había reaccionado? ¿Le estaba consumiendo la envidia? ¿Abandonaría por fin a Lilah por completo?
Trinity esperaba que fuera lo segundo. Si Cole rompía con Lilah, ella podría finalmente reclamar su oportunidad.
Cole ya había roto su compromiso con Wanda, destrozando sus sueños de unirse a la familia Evans. Con Wanda fuera de juego, la familia Craig presionaba a Trinity para que aprovechara su posición como hija criada por la familia Evans para ganarse el afecto de Cole.
Trinity había adorado a Cole desde la distancia durante años. La marcha de Wanda le había despejado el camino, hasta que apareció Lilah y lo destruyó todo.
La multitud se inquietaba cada vez más, y su energía alejaba a la gente de las mesas de registro hacia el drama que se estaba desarrollando.
Cuando Trinity finalmente levantó la mirada para localizar el origen del alboroto, se quedó boquiabierta. Nunca imaginó que vería a Cole allí.
Un cortante viento otoñal atravesaba el aire mientras Cole caminaba delante. Envuelto en un traje negro perfectamente entallado, encarnaba una masculinidad devastadora. Su mera presencia parecía alterar la atmósfera a su alrededor. Su expresión permanecía congelada. Unas gafas de sol oscuras ocultaban sus ojos, envolviendo sus rasgos en un aura intocable que hacía temblar a todas las mujeres que lo observaban. Una figura tan llamativa, distante e imponente había captado la atención de la multitud en el instante en que apareció.
Cole cruzó el campus con pasos mesurados y decididos. La multitud se apartó para dejarlo pasar sin decir palabra, y sus miradas lo siguieron mientras se dirigía directamente hacia la zona de inscripción.
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El corazón de Trinity latía con fuerza en su pecho mientras observaba al hombre al que había adorado desde la infancia. El calor le subió por la garganta. Había fantaseado con convertirse en su esposa toda su vida. ¿Qué lo había traído a la Universidad Médica de Ublento tan repentinamente? ¿Había visto sus fotos en el chat familiar y había venido a disciplinar a esa desvergonzada de Lilah?
Trinity pensó que esa explicación tenía mucho sentido. Desde ayer circulaban rumores: se susurraba que Cole había buscado a Lilah entre bastidores.
Trinity estaba segura de que Lilah no habría podido resistirse a alguien como Cole. Algo íntimo debía de haber ocurrido entre ellos. ¿Y ahora, al ver a Lilah coqueteando con Quentin? Cole debía de estar furioso por la humillación.
Todo el mundo conocía la reputación de Cole por aquí: el infame «Gran Diablo» de Ublento. Ninguna mujer, excepto la «fallecida y notoriamente fea» Elliana, se había atrevido jamás a dejarlo en ridículo. Su naturaleza despiadada significaba que siempre rompía corazones, nunca al revés. Cualquiera que lo traicionara tenía garantizado sufrir las consecuencias.
Una sonrisa victoriosa se dibujó en el rostro de Trinity. En ese momento, la mano de Quentin aún descansaba sobre la muñeca de Lilah. Cole probablemente interpretó eso como una provocación deliberada. Lilah estaba a punto de enfrentarse a graves consecuencias.
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