Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 938
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 938:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
La conmoción de Davin por la crueldad de Maxine fue tan profunda que el silencio se apoderó de él durante lo que pareció una eternidad.
Finalmente, la voz de Maxine lo rompió. Su mirada se deslizó perezosamente hacia él, su tono suave como el cristal. «¿Te sorprende tanto mi decisión, Davin?».
«Sí», respondió él con sinceridad, con la voz ronca por la incredulidad. «No entiendo tu razonamiento en absoluto. Si renuncias a Katrina, ¿por qué no le quitas simplemente su cargo? ¿Por qué crear esta elaborada trampa mortal?».
Antes de que ella pudiera responder, él siguió con sus preguntas. «Y si valoras tanto a Elliana como dices, si realmente quieres que sea la portadora de la próxima generación de Griffiths, entonces enviar a Katrina a buscarla parece completamente contraproducente. Has puesto a toda la Sociedad Serpiente a disposición de Katrina. Por muy hábil que sea Elliana, ¿cómo va a sobrevivir contra toda una organización? ¿Qué pasará si Katrina consigue matarla?».
Una risa suave y escalofriante escapó de los labios de Maxine, un sonido tan frío como el viento invernal entre las hojas muertas. «Parece que subestimas a Elliana tanto como todos los demás, Davin. Supongo que pronto lo descubriremos».
Sus ojos brillaban con algo que podría haber sido anticipación. «La Sociedad Serpiente es, sin duda, un arma poderosa, pero incluso la espada más afilada es inútil cuando la empuña una mano incompetente. Esto servirá como prueba para ambas: una prueba final para que Katrina demuestre su valía y un bautismo de fuego para que Elliana muestre su verdadera fuerza». Hizo una pausa y su sonrisa se volvió aún más inquietante. «No me importa especialmente cuál de las dos sobreviva a este encuentro. Solo me importa la vencedora».
Su expresión cambió drásticamente, y la diversión casual se desvaneció para revelar algo mucho más peligroso. En su lugar ardía una ambición feroz y calculadora que hacía que el aire a su alrededor se sintiera más frío. «Crearé un heredero capaz de llevar a la familia Griffiths al poder absoluto en todo el mundo», declaró con convicción inquebrantable. «Solo cuando esa misión esté completa me permitiré descansar».
Encuentra más en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒαɴ.c♡𝗺 con sorpresas diarias
No eran palabras vacías. Maxine creía cada sílaba que decía. A pesar de tener casi setenta años, probablemente seguiría viviendo durante décadas, tal vez incluso siglos.
Todas las matriarcas que habían gobernado la familia Griffiths habían sido guardianas del Códice Médico, un antiguo texto lleno de secretos para prolongar la vida humana mucho má e allá de sus límites naturales. Pasaron todo su reinado estudiando sus misterios, desvelando conocimientos que les otorgaban una longevidad extraordinaria.
En la actualidad, Maxine prefería vestidos negros fluidos que llegaban hasta el suelo, siempre combinados con velos oscuros que ocultaban por completo sus rasgos. Pero si alguien fuera lo suficientemente valiente como para levantar ese velo, se negaría a creer que la mujer que había debajo se acercaba a los setenta años. Su piel seguía siendo tan suave e impecable como cuando tenía treinta años. Su cuerpo aún se movía con la gracia letal de una asesina entrenada, y sus habilidades de lucha no habían disminuido con el paso del tiempo.
La longevidad siempre había sido un sello distintivo del liderazgo de los Griffiths. A menos que tuvieran un final violento por accidentes o asesinatos, la mayoría de las matriarcas vivían mucho más allá de los cien años. Según los registros familiares, la antepasada más longeva había alcanzado la notable edad de doscientos seis años. La familia albergaba a matriarcas ancianas cuya verdadera edad sorprendería al mundo exterior. Este era uno de sus secretos mejor guardados.
A diferencia de los monarcas tradicionales, que se aferraban al poder hasta que la muerte los reclamaba, las anteriores matriarcas Griffiths habían optado por abdicar voluntariamente. Cuando se sentían preparadas, cedían su autoridad a la siguiente generación y se retiraban a un pacífico aislamiento durante los siglos que les quedaban por vivir.
Según los estándares de los Griffiths, Maxine estaba prácticamente en la juventud.
Davin había servido fielmente a la familia Griffiths durante toda su vida adulta, ganándose la confianza total de Maxine y el acceso a sus secretos más profundos. Comprendía que, durante generaciones, la filosofía de los Griffiths se había centrado en la supervivencia prudente y la acumulación gradual de poder, permaneciendo siempre ocultos al escrutinio público. ¿No era el ansia de Maxine por dominar el mundo una peligrosa ruptura con esa cuidadosa tradición? Pero él sabía que no debía expresar abiertamente tales preocupaciones. Se guardó sus dudas para sí mismo.
.
.
.