Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 923
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Capítulo 923:
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Algunas noches, Henry imaginaba a Max construyendo una nueva vida, tal vez incluso con una hija en brazos junto a otro hombre. La idea le dolía tanto que solo podía sentarse en silencio, con lágrimas resbalando por su rostro por todo lo que había perdido. Al final de la novela, las palabras de Henry permanecían en la mente de Elliana: «Solo te enamoras una vez, y cuando eso se acaba, lo único que queda es el vacío».
Al terminar la última página, Elliana sintió una profunda tristeza apoderarse de ella. La escritura no era llamativa ni ostentosa, pero cada sentimiento se transmitía de forma cruda y honesta, llegando directamente a su corazón. Cuando cerró el libro, llegó a la conclusión de que esta historia de amor era una tragedia.
Elliana dejó el libro a un lado, se volvió hacia Charles y le preguntó: «¿Tienes idea de quién puede ser el autor?».
Charles negó con la cabeza, con aire indeciso. «Ni idea. Siempre ha estado ahí, en la estantería de mi abuelo. Debo de haberlo leído cientos de veces cuando era niño, y a él nunca le importó, pero me advirtió que no se lo contara a nadie». Tras hacer una pausa para ordenar sus pensamientos, Elliana añadió: «Dijiste que, antes de morir, Cameron dio instrucciones claras para que este libro fuera enterrado con él. ¿Alguna vez explicó por qué quería que lo llevaran a la tumba?».
Charles se tomó un momento para repasar sus recuerdos antes de responder: «No dio ninguna razón. Lo único que nos dijo fue que dejáramos de buscar a Cutler. Cuando le presionamos, dijo algo muy extraño».
«¿Qué dijo exactamente?», preguntó Elliana.
Charles dudó y luego explicó: «Afirmó que tenía una deuda y que Cutler había ocupado su lugar para saldarla. En ese momento, pensamos que la enfermedad lo había confundido. No le prestamos mucha atención».
Elliana dio la vuelta al libro entre sus manos, con la mente a mil por hora. «Siento si esto suena descabellado, pero ¿y si Cameron escribiera este libro él mismo? ¿Y si la historia fuera su experiencia personal?».
Gatlin negó con la cabeza al instante. —Imposible. Mi padre adoraba a mi madre. Nunca he oído que tuviera un romance con otra mujer antes de casarse con mi madre, ni tampoco ha mencionado nunca nada sobre Delta. Siempre fue muy dedicado a la familia.
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Como hijo de Cameron, a Gatlin le resultaba imposible creer que el corazón de su padre perteneciera a otra persona. Elliana entendió el punto de vista de Gatlin, así que no insistió en la idea.
Sin embargo, en el fondo, Elliana ya había tomado una decisión: Cameron debía de ser el autor, Max y la Sociedad Serpiente eran reales, y Cutler probablemente había desaparecido por culpa de Max. Ahora sabía que su siguiente paso sería descubrir la verdad sobre la Sociedad Serpiente.
Habiendo visto todo lo que necesitaba, Elliana se levantó para marcharse.
La mirada de Eloisa siguió a Elliana, llena de una silenciosa súplica. —Señorita Marsh, usted… Una docena de pensamientos parecían agolparse en la mente de Eloisa, pero ni una sola palabra podía salir de sus labios. Sus rasgos se retorcieron con la emoción a flor de piel. Elliana no necesitó palabras para reconocer la tormenta que se avecinaba en Eloisa.
Veintitrés años de miedo y añoranza habían pesado sobre el corazón de Eloisa, y finalmente saber que su hijo aún estaba vivo debió haberla dejado aturdida. Sin embargo, esa esperanza venía acompañada de temor: ¿se había convertido en una especie de monstruo?
Elliana habló con suavidad: «Eloisa, te prometo que si averiguo algo más sobre Cutler, serás la primera en saberlo».
El alivio y la gratitud iluminaron el rostro de Eloisa. —Sea cual sea la verdad, por favor, házmelo saber. Aunque haya tomado el camino equivocado… sigue siendo mi hijo.
Gatlin apretó la mandíbula. —Compartimos esto. Como padres suyos, asumiremos cualquier cosa que haya hecho.
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