Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 909
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 909:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
La figura era más alta que la mayoría de los hombres, superaba fácilmente los dos metros, con un cuerpo que transmitía fuerza y equilibrio a partes iguales. Aunque su rostro permanecía oculto, su complexión sugería que se trataba de un hombre que resultaría llamativo incluso si sus rasgos fueran normales.
Todo su atuendo era negro: abrigo, pantalones, zapatos lustrados, sombrero de ala ancha, máscara y guantes. No dejaba nada de sí mismo al descubierto.
Sus pasos iban acompañados de una sutil inclinación de la cabeza hacia abajo, con el ala del sombrero perfectamente angulada para impedir que las cámaras lo enfocaran con claridad. Más allá de su silueta, las imágenes no revelaban nada más.
Vestido completamente de negro, desprendía un aire de misterio silencioso y fría indiferencia, pero sus pasos eran tranquilos y deliberados. Había una gracia refinada en su forma de moverse, del tipo que delataba a un hombre reflexivo y bien educado. Elliana llegó a esa conclusión en silencio.
Entonces, a las 7:30 p. m., la puerta del 1306 se abrió de golpe y Carlos salió a zancadas. La figura serena de antes había desaparecido; en su lugar había un hombre apresurado, con un paso marcado por el pánico.
Elliana miró la hora y sintió una sacudida. El momento coincidía exactamente con el final de su conversación con él. Su decisión de huir del hotel justo después de su llamada y luego borrar todo rastro de sí mismo no dejaba lugar a dudas. Se había dado cuenta de que ella lo estaba siguiendo.
Para Elliana, el mensaje era claro. Carlos no solo era cauteloso, sino que tenía un instinto tan agudo que le permitía percibir el peligro antes de que se produjera.
En la pantalla, lo vio atravesar el vestíbulo y empujar las puertas de cristal con prisa. La siguiente cámara lo captó subiéndose a un taxi y, en cuestión de segundos, el coche había desaparecido. A partir de ese momento, las cámaras del hotel lo perdieron por completo.
Muchos investigadores se habrían detenido ahí, incapaces de seguir el rastro. Elliana, sin embargo, no estaba dispuesta a rendirse. Cambió a las cámaras públicas de la ciudad y comenzó a reconstruir la ruta del taxi.
Tu saga favorita sigue en ɴσνєℓα𝓼4ƒαɴ.c○𝗺
Las cámaras de carretera solo le proporcionaban imágenes dispersas, por lo que se conectó a una señal de satélite para seguir el rastro en tiempo real. Por fin, la señal reveló que el taxi se detenía en un muelle, donde Carlos bajó y se dirigió a un yate que lo esperaba.
Poco después, el barco se alejó del muelle y se deslizó hacia las aguas oscuras.
Para entonces, el rastro digital había desaparecido. Lo único que le quedaba para trabajar era el yate en sí.
Elliana detuvo la transmisión, capturó una imagen fija del barco y se la envió a Matthew. «Matthew, necesito que identifiques al propietario de este yate».
«Considera que está hecho», respondió Matthew.
El reloj marcaba la una de la madrugada, pero Elliana ni siquiera pensaba en dormir.
Las últimas veinticuatro horas la habían mantenido en vilo y su cuerpo seguía cargado de adrenalina. Descartó cualquier idea de descansar. Su siguiente parada tenía que ser la finca de los Henderson. Necesitaba saber si el hombre que la perseguía tenía alguna relación con la familia Henderson.
Una vez resuelto esto, bajó las escaleras.
Damian estaba apostado en la sala de estar, vigilando.
Elliana le lanzó una llave y un trozo de papel doblado a Damian mientras pasaba junto a él hacia la salida. «Ve a recuperar mi moto».
La noche anterior, había dejado su motocicleta en la carretera después de apresurarse a sacar a Cole del peligro.
.
.
.