Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 888
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 888:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
«¡De acuerdo, lo dejaré todo en tus manos!». La cara de Rubén se iluminó de alegría. «Elliana, es como si estuvieras destinada a formar parte de la vida de Cole. Sinceramente, la familia Evans no podría haber pedido a nadie mejor. Lo digo en serio. Gracias».
Elliana esbozó una leve sonrisa. «No tienes por qué darme las gracias, Ruben. Hago todo esto por amor».
En realidad, ella no era una santa. Su devoción por Cole y la familia Evans se debía a una sola razón: cada parte de su amor estaba ligada a Cole.
—Elliana, seguiremos tu ejemplo. Esperaré a que regreses con la familia Evans —dijo Ruben, comprendiendo sus sentimientos, pero aún así sintiéndose agradecido—. Debo darme prisa y contarle a Jarrett la buena noticia. No se encuentra bien, abrumado por el dolor de tu falsa muerte, y me temo que eso afectará a su salud.
Elliana respondió: «De acuerdo, Rubén. Por favor, saluda a Jarrett de mi parte y agradécele por preocuparse por mí».
La conversación llegó a su fin.
Elliana esbozó una leve sonrisa, sorprendida por los giros inesperados del día. Había descubierto su identidad como heredera de la familia Campbell y se la había revelado a varios miembros de la familia. Los acontecimientos habían ido mucho más allá de lo que había planeado inicialmente. Esto era algo positivo, ya que significaba que ya no tenía que temer las posibles amenazas de la familia Campbell. Ahora podía avanzar libremente, eligiendo su propio camino.
En ese momento, sintió la necesidad de subir las escaleras y disfrutar de un relajante baño caliente.
Pero tan pronto como se puso de pie, su teléfono comenzó a sonar de nuevo.
Elliana soltó un suspiro y se dejó caer en el sofá. Cuando vio el mensaje de Carlos en la dark web, sus ojos se abrieron con sorpresa.
Los dedos de Elliana se movieron rápidamente por el teclado mientras accedía a la dark web. Necesitaba ver lo que Carlos le había enviado esta vez.
Tu fuente es ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.ç◦𝓂 de acceso rápido
El mensaje apareció en su pantalla. «Enhorabuena, señorita Marsh. Por fin ha recuperado el lugar que le corresponde como heredera de los Campbell».
Elliana frunció el ceño al darse cuenta de las implicaciones. ¿Quién era Carlos en realidad? El descubrimiento de su verdadera identidad como Campbell se suponía que era un secreto muy bien guardado. Solo un puñado de personas conocían la verdad, así que ¿cómo lo había descubierto tan rápido?
Las posibilidades se agolparon en su mente, y ninguna de ellas era reconfortante. ¿Tenía gente vigilando cada uno de sus movimientos? Pero eso no tenía sentido. Con su entrenamiento y su instinto, habría detectado cualquier vigilancia ordinaria. Incluso si de alguna manera hubiera pasado por alto las señales, era imposible que la gente de Carlos hubiera podido seguirla hasta la finca Harmony, que estaba fuertemente protegida.
Su sospecha se hacía más fuerte por segundos, y escribió su respuesta. «¿Cómo lo has descubierto exactamente?».
La respuesta llegó casi de inmediato. «Tranquila. No tengo espías siguiéndote. El hecho de que Milton y tú finalmente os hayáis conocido en persona no es precisamente un secreto en ciertos círculos. Sabía que, una vez que estuvierais los dos en la misma habitación, la verdad se haría evidente para ambos».
Elliana se quedó mirando la pantalla, con la mente a mil por hora. Escribió rápidamente: «¿Me estás diciendo que sabías desde el principio que yo soy la verdadera heredera de Campbell?».
Entonces llegó la respuesta segura de Carlos. «Exactamente. Sé exactamente de dónde huía tu madre cuando llegó a Ublento hace tantos años. Sé dónde vivía antes de conocer a tu padre. Incluso conozco detalles sobre su historia de amor que probablemente te sorprenderían. Tengo acceso a tantos secretos que te fascinarían. Así que no me subestimes, señorita Marsh. Sigue buscando el Códice Médico. Tú y yo podríamos ser poderosos aliados».
.
.
.