Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 883
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Capítulo 883:
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Las palabras de Damian dejaron a Lance y Jeff sumidos en la confusión. ¿Qué equipo? ¿Qué líder? No entendían lo que Damian quería decir.
Mientras aún intentaban entenderlo, la puerta se abrió y Elliana entró en la habitación sin prisa.
La visión de Elliana conmocionó tanto a Lance como a Jeff, que se pusieron en pie incrédulos.
«¡Elliana!», exclamaron Lance y Jeff al unísono, con voces llenas de incredulidad.
Mientras la conmoción se reflejaba en sus rostros, Elliana permaneció impasible, con los dedos bailando casualmente alrededor de su oreja en un gesto que rayaba en lo teatral. «¿Es necesario que levanten la voz así? ¿Quieren romperme los tímpanos por completo?».
Lance y Jeff abrieron los ojos como platos. Cada matiz de su expresión, cada movimiento sutil, cada inflexión en su voz… Era innegable que se trataba de Elliana, en cuerpo y alma.
La mente de Jeff luchaba por procesar la escena imposible que tenía ante sí, pero su cuerpo se movió con un instinto fulminante. Se lanzó hacia adelante como una criatura poseída, estrellándose contra el abrazo de Elliana con una fuerza desesperada.
El impacto hizo que Elliana trastabillara hacia atrás, luchando por encontrar apoyo para sus pies contra su abrumador impulso.
Envuelto en los brazos de Elliana, Jeff liberó el torrente de lágrimas que había estado aprisionado en su corazón. Sus sollozos resonaron en el espacio mientras gritaba: «Elliana, resulta que no estás muerta. ¡Aún respiras!».
Elliana absorbió la cruda intensidad de sus emociones, sintiendo cada ola estrellarse contra su alma. Aunque la distancia los había separado durante esos meses oscuros, podía imaginar su devastación al recibir la noticia de su supuesta muerte e imaginar cómo el dolor se había grabado en su joven corazón. Esto la había llevado a tomar la decisión de abandonar hoy su fachada cuidadosamente construida, de salir de las sombras y reunirse con Lance y Jeff. Se negaba a permitir que aquellos que la querían siguieran ahogados en la tristeza por su engaño. Cuanto antes la vieran respirar ante ellos, más rápido podría comenzar su curación.
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—Sí, sigo viva —la mano de Elliana se movió en suaves círculos sobre la espalda temblorosa de Jeff, su voz fluía como miel mezclada con calidez—. Deja de llorar, dulce niño de . Estoy ante ti, sana y salva. Perdóname, Jeff, por pintar tu mundo con preocupación y dolor.
La sonrisa de Jeff floreció a través de sus lágrimas como el sol rompiendo las nubes de tormenta. «Elliana, no necesitas disculparte. Que estés viva es el mejor regalo para mí. ¡La alegría inunda todo mi ser hoy!».
Desde su posición cercana, Damian observó la escena y reflexionó sobre la naturaleza de Jeff: aunque la rebeldía a menudo teñía sus acciones cotidianas, bajo ese exterior enérgico latía un corazón cálido y genuino, cualidades que se habían vuelto cada vez más raras en el mundo.
A pesar de los momentos en los que la energía de Jeff ponía a prueba su paciencia, el amor de Damian por el chico era más profundo que las corrientes oceánicas.
Elliana mantuvo sus cuidados delicados, sin perder la sonrisa mientras seguía acariciando la espalda de Jeff, permitiéndole ese momento de desesperado aferramiento, ya que su corazón no podía soportar alejarlo.
Lance se acercó con pasos mesurados, con los ojos ardientes y carmesí mientras se fijaban en el rostro de Elliana. Las palabras se formaban y se disolvían en su lengua antes de que pudiera pronunciarlas. La pregunta finalmente escapó de sus labios después de una eternidad de silencio. «¿Qué diablos está pasando?».
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