Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 855
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Capítulo 855:
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Quería desesperadamente aceptar su versión de los hechos, pero había algo en ella que le parecía absurdo. ¿Cómo podía un accidente de coche producir una distorsión tan específica y extraña de la memoria, convenciéndole de que su propia madre había muerto? Eva le había maldecido por creer que su madre había muerto, cuando probablemente ella seguía viva en algún lugar. ¿Cómo podía pensar así sobre el destino de su madre?
Una abrumadora autocrítica se abatió sobre Cole como una ola sofocante. Sin embargo, momentos después, comenzaron a surgir inconsistencias en su mente. «Si esa explicación es cierta, ¿por qué papá y tú no corrigieron mi malentendido inmediatamente cuando desperté en la isla? ¿Por qué ninguno de los dos se opuso a mi propuesta a Wanda?».
Rubén siguió tejiendo su cuidadoso engaño. «Nuestra principal preocupación era proteger tu frágil salud. El médico que te atendía nos advirtió que, durante tu periodo de recuperación, era absolutamente crucial evitar cualquier shock emocional. Por lo tanto, decidimos adaptarnos a tu estado de confusión, con la intención de abordar todo una vez que tu recuperación completa estuviera asegurada».
Su razonamiento parecía perfectamente lógico y convincente. Cole se encontró medio convencido, incapaz de formular más objeciones a la explicación. Pronto, sus pensamientos volvieron a la misteriosa desaparición de Sophie. «¿Qué llevó a mi madre a abandonar a nuestra familia?».
¿Qué había hecho que Sophie se marchara tan repentinamente? Incluso ahora, nadie tenía una respuesta. Ni siquiera Jarrett, el hombre con el que se había casado, tenía ni idea.
Ruben entendía aún menos, aunque en su mente persistía la sospecha de que tenía algo que ver con la psiquefrenia. Sin embargo, solo era una suposición, y sabía que era mejor no mencionársela a Cole. Sacar el tema podría inquietar a Cole y retrasar su recuperación, por lo que Ruben decidió ocultarle la verdad.
—Tus padres tenían problemas —mintió Rubén en voz baja.
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Cole abrió los ojos con incredulidad. «Eso no es posible».
Por lo que él recordaba, el matrimonio de sus padres había sido perfecto. Siempre se habían tratado con cariño y respeto. La idea de que su madre se hubiera marchado por problemas de pareja le parecía absurda. Rubén evitó la mirada de Cole, con un tono de inquietud al contar la historia. «Por fuera parecían felices. Pero la verdad es que las cosas llevaban mucho tiempo rotas. Te lo ocultaron porque no querían hacerte daño».
Sin embargo, Cole captó el cambio en los ojos de Rubén, la inquietud que se reflejaba en ellos. «Abuelo, estás mintiendo».
Rubén se tensó, sorprendido por la situación.
«¿Por qué?», exigió Cole, con la voz tensa por la frustración. «¿Por qué me mientes?».
Durante un breve instante, Rubén mantuvo la mirada fija en él antes de soltar un suspiro de cansancio. «Cole, solo quiero que sepas que nunca haría nada que te hiciera daño. Hay algunas verdades que es mejor que no sepas por ahora. Por tu salud, por favor, déjalo estar».
Cole frunció el ceño mientras trataba de entenderlo. Sentía como si su abuelo viera esas mentiras como una forma de protección. Se sentía como si estuviera atrapado en un remolino, luchando por salir a la superficie mientras las personas en las que más confiaba permanecían en la orilla, negándose a lanzarle un salvavidas. Ni siquiera su abuelo. No era solo su abuelo. Paulina, la chica que había formado parte de su vida desde la infancia, también le ocultaba cosas. Todos ellos escondían algo, insistiendo en que era por su bien.
¿Por qué? ¿Qué explicación podría ser suficiente para justificar ocultarle algo así? En su corazón, seguía confiando en ellos. Sabía que nunca le harían daño. Sin embargo, ¿se suponía que debía limitarse a aceptar lo que ellos decidieran? ¿Se esperaba de él que ignorara las preguntas que se acumulaban en su mente y simplemente «dejara las cosas como estaban»?
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