Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 843
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Capítulo 843:
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Aunque Milton sentía por ella el mismo frío desprecio, ella esperaba desesperadamente poder sacarle hasta la más mínima información sobre Arthur. Pero el destino había vuelto a aplastar sus esperanzas: Milton se negaba a reconocer su existencia.
Para evitar contaminar su vista con su presencia, tanto Arthur como Milton habían dominado el arte de evitar por completo la sala de estar de la primera planta. Su ascensor privado los tragaba directamente desde el garaje, llevándolos arriba y negándole cualquier oportunidad de contacto o conversación. Ese trato gélido había supuesto una profunda humillación para su orgullo herido. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer al respecto. Años atrás, había desafiado a sus padres y a su hermano para entrar a la fuerza en la familia Campbell, rompiendo todos los lazos con su propio linaje. Si abandonaba la casa de los Campbell ahora, la falta de hogar la engulliría por completo, convirtiéndola en el hazmerreír de la sociedad. Así que, a pesar del implacable tormento, había soportado cada agonizante día por Arthur y su orgullo destrozado.
Antes, el coche de Milton había desaparecido en la boca hambrienta del ascensor, y su corazón se había hundido en un abismo de decepción aplastante, mientras su curiosidad explotaba a toda velocidad. Una chica ocupaba el asiento del copiloto de Milton.
Las ventanas tintadas ocultaban sus rasgos como un velo protector, pero Eva podía distinguir su delicada silueta con sorprendente claridad. Por su elegante perfil, la misteriosa chica irradiaba una belleza impresionante y una vitalidad juvenil. La mente de Eva se aceleró. Arthur seguía siendo un hombre de devoción legendaria, con el corazón sellado en fiel dedicación a la madre de Milton durante todos esos años de soledad. Milton también había rechazado las relaciones románticas con las mujeres, canalizando su energía juvenil en actividades solitarias. Todos sus secretarios eran hombres.
Sin embargo, hoy, estos dos hombres, normalmente tan inmunes a los encantos femeninos, habían acogido a una joven y deslumbrante chica en su sagrado dominio. La audacia de Milton al traer a esta chica a casa significaba que Arthur había dado su aprobación explícita. ¿Quién era esta enigmática chica? ¿Qué propósito llevó a Milton a traerla a su fortaleza? ¿Se encontraría con Arthur después de subir a sus pisos privados, y qué acontecimientos trascendentales se desarrollarían más tarde?
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Estas preguntas candentes invadieron la mente de Eva como un incendio forestal, dejándola retorciéndose en una agonía inquieta y una inquietud sofocante.
Aunque Arthur nunca le perteneció realmente, Eva lo vigilaba de cerca. Cada vez que una mujer aparecía cerca de él, sin importar su edad o apariencia, los ojos de Eva se agudizaban, escrutando cada detalle, sin dejar lugar a sospechas. Cada día, una ansiedad e e la carcomía mientras seguía cada uno de sus movimientos, aterrorizada de que otra mujer pudiera robárselo.
Esa preocupación por sí sola era suficiente tormento, pero la constante distancia de Arthur le impedía vigilarlo.
Incapaz de vigilarlo, su mente daba vueltas, tejiendo oscuros escenarios que convertían cada momento en una miseria. Durante más de veinte años, había vivido atrapada en este ciclo, una batalla implacable entre la angustia y la renuencia a dejar ir a Arthur.
Una familiar sensación de inquietud se apoderó del pecho de Eva al ver a Milton acompañar a una joven llamativa por las escaleras.
Le resultaba imposible sentarse, su inquietud era insoportable. Sin embargo, estar de pie solo hacía que cada paso se sintiera como caminar sobre hielo fino, precario e incierto.
Preguntó a los mayordomos y sirvientes que había cerca, pero ninguno pudo darle una respuesta clara. Su mente daba vueltas sin control, una tormenta caótica de miedos y dudas que la empujaba al borde de la locura.
Justo cuando estaba a punto de sentirse abrumada, vio al equipo médico de la familia Campbell acercándose al ascensor. Se quedó paralizada. ¿Por qué llamar a los médicos ahora? ¿Estaba Arthur enfermo? ¿Qué había pasado?
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