Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 837
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Capítulo 837:
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Las pulseras tenían forma de serpientes, una femenina y otra masculina, con cuerpos adornados con motivos tan intrincados que parecían susurrar secretos de épocas olvidadas.
Elliana acunó los brazaletes en la palma de su mano y se volvió hacia Arthur y Milton. «Papá, Milton, ¿alguna vez han visto estas piezas de jade?».
Arthur y Milton, astutos como eran, comprendieron que Elliana no habría mostrado esos objetos sin un motivo. Se inclinaron hacia delante y estudiaron las pulseras con atención. Tras unos instantes, ambos levantaron la cabeza y la sacudieron al unísono. «Nunca las habíamos visto».
La sorpresa se reflejó en el rostro de Elliana mientras les mostraba el brazalete con la serpiente femenina. «¿De verdad nunca han visto esta pieza?».
«No», respondieron al unísono, negando con la cabeza. La perplejidad de Elliana se acentuó. «Esta pulsera la dejó mamá. ¿Nunca la han visto con ella?».
La revelación les impactó como un rayo. Al saber que Rita había tenido la pulsera con forma de serpiente, Arthur y Milton abrieron los ojos con sorpresa y la cogieron inmediatamente para examinarla más de cerca.
Milton negó con la cabeza tras su inspección. —Juro que nunca vi a mamá con nada parecido.
Arthur frunció el ceño mientras se perdía en sus pensamientos, sopesando sus recuerdos con la evidencia que tenía ante sí. «Tu madre nunca me mostró esta pulsera. Sin embargo, ella guardaba innumerables secretos, misterios que no me atrevía a indagar. Quizás esta pulsera era uno de ellos».
La mirada de Arthur se posó en el rostro de Elliana. «Dime, ¿de dónde has sacado este brazalete?».
Tras confirmar sin lugar a dudas que aquellos hombres eran su padre y su hermano, Elliana no sintió necesidad de ocultar nada. La confianza brotó libremente de su corazón. Contó cómo Dobbs había guardado la pulsera para su madre y se la había devuelto antes de que la muerte se lo llevara, junto con las últimas palabras de Rita, que él había conservado fielmente. La pulsera representaba el legado de Rita a Elliana.
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Rita había guardado la pulsera en una caja protegida por un elaborado código, declarando que si Elliana lograba descifrar su misterio, la pulsera sería suya para guiar sus decisiones.
El código resultó insuperable, pero Rita solo deseaba que Elliana abrazara la felicidad en una vida normal.
Elliana había estado a la altura del reto de su madre. Había descifrado el código, abierto la caja y reclamado el brazalete como su herencia.
Arthur frunció aún más el ceño mientras Elliana contaba su historia, clavando la mirada en la pulsera con renovada intensidad. —Tu madre te confió esto y te dejó esas palabras concretas. Es evidente que tenía grandes expectativas puestas en ti. Sin embargo, la naturaleza de esas expectativas seguía siendo un misterio.
Elliana asintió, habiendo llegado a la misma conclusión. Sin duda, el brazalete ocultaba profundos secretos. Su madre esperaba que ella los descubriera, y solo entonces su camino hacia el futuro se aclararía.
Su madre le había aconsejado que honrara sus instintos y persiguiera lo que le pareciera correcto, libre del peso de los deberes impuestos. En esencia, su madre había depositado una gran fe en ella, al tiempo que se negaba a cargarla con obligaciones, permitiéndole avanzar a su propio ritmo, con la seguridad y la alegría como prioridades.
—No entiendo por qué mamá no me pasó el brazalete a mí —dijo Milton, frunciendo el ceño con confusión—. Soy el hijo mayor. Ya tenía seis años cuando mamá se fue, edad suficiente para comprender asuntos importantes. Si mamá quería que cumpliéramos algún propósito, la lógica dictaba que debería haber pensado primero en mí, poniendo esta responsabilidad en mis manos. ¿Por qué se la otorgó a Elliana en su lugar?
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