Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 834
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Capítulo 834:
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Su sonrisa se hizo más profunda y sus ojos se suavizaron. «Estábamos en la luna. Ese mismo día, empezamos a pensar en nombres. Después de mucho debatir, nos decidimos por Elliana, un nombre asociado con la positividad, la gracia y la brillantez. Esperábamos que crecieras con un amor infinito».
Elliana escuchaba en silencio, imaginando la escena de la mano de su padre descansando sobre el vientre de su madre, los dos inclinados uno hacia el otro, con voces apagadas pero rebosantes de alegría mientras hablaban del bebé que estaba por llegar. Una pareja completamente envuelta en la magia de esperar a su hija.
«Puedo confirmarlo», intervino Milton con una sonrisa. «En aquel momento, yo ya tenía seis años y no me separaba de mamá y papá. Cuando me dijeron que iba a tener una hermanita, no podía dejar de sonreír. Y sí, yo también ayudé a elegir tu nombre».
Los labios de Elliana se curvaron en una suave sonrisa mientras se hundía un poco más en los brazos de Arthur, sin querer soltarlo. Se movió ligeramente, acomodándose en el abrazo como si fuera un lugar al que siempre hubiera pertenecido.
La voz de Milton permaneció en sus pensamientos, y la imagen en su mente se amplió hasta convertirse en un niño de mejillas sonrosadas sentado junto a sus padres, charlando con entusiasmo mientras debatían los nombres para su hermana que estaba a punto de llegar.
Era un momento que nunca había visto, pero imaginarlo la llenaba de una calidez tan completa que casi le dolía. Su llegada al mundo no había sido casual. La habían esperado con ilusión incluso antes de que diera su primer respiro.
El padre y la hija permanecieron abrazados durante un largo rato. —¡Elliana! ¡Déjame verte bien! —Por fin, Arthur se apartó lo justo para estudiar su rostro, con las manos ahuecadas alrededor de la cara de la niña con delicada suavidad.
Ella no se resistió. Inclinando ligeramente la barbilla, le dejó estudiarla como si quisiera grabar cada rasgo en su memoria.
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Mientras él la examinaba, ella aprovechó para hacer lo mismo. De cerca, era diferente. Desde lejos, era la figura alta e imponente que había visto antes. Pero estando tan cerca, vio los detalles: la piel suave y brillante, las llamativas líneas de su rostro, la ausencia total de una sola arruga.
Sonrió. No era de extrañar que su madre lo hubiera amado tan profundamente. No solo era guapo. Era un hombre devoto, apasionado, talentoso y capaz. El tipo de hombre cuya presencia podía dominar una sala, pero cuya ternura podía hacer que una mujer se sintiera el centro de su mundo.
La repentina risa de Arthur la sacó de sus pensamientos. —Realmente eres mi hija —dijo con calidez—. El parecido es asombroso. Y para que lo sepas… —Sus ojos brillaron con orgullo—. Tengo la intención de dejarte todo el Grupo Sun.
Elliana parpadeó, momentáneamente atónita. ¿Su padre quería cederle todo el Grupo Sun? Un momento. ¿No era una decisión demasiado precipitada? ¿Un poco imprudente? Apenas la conocía, apenas sabía quién era ella o de lo que era capaz, y sin embargo, ahí estaba, dispuesto a confiarle un imperio global. ¿No le preocupaba que ella pudiera estropearlo todo? ¿Y qué pasaría con Milton? Llevaba años siendo leal al Grupo Sun. ¿Había pensado papá en cómo se sentiría Milton al enterarse de esto?
Sus ojos se posaron en Milton. Para su sorpresa, él sonreía como un niño que acababa de ganar la lotería. Era increíble. Ella estaba a punto de heredar una corporación gigante y él no sentía ni una pizca de envidia ni estaba dispuesto a montar un escándalo.
—Papá, tienes que estar bromeando —dijo Elliana, con una sonrisa juguetona en los labios. Pero la mirada de Arthur se mantuvo firme, sin vacilar. —Lo digo en serio. Cuando digo que es tuyo, es tuyo. Sin preguntas.
Elliana parpadeó, atónita. «¿No te preocupa que pueda estropearlo todo? ¿Que lo eche todo por la borda?».
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