Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 817
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Capítulo 817:
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Milton respondió con una cálida sonrisa. «Tu rostro es toda la prueba que necesito».
No parecía molesto por su actitud distante. Rápidamente, sacó una foto de su teléfono. «Lilah, este es Arthur Campbell, nuestro padre, líder del Grupo Sun y cabeza de la familia Campbell. Míralo y dime que no ves el parecido».
Elliana bajó la mirada hacia la pantalla del teléfono de Milton. Arthur era un hombre rodeado de misterio, cuya imagen rara vez se captaba y al que casi nadie había visto en persona. Para el mundo, era más una leyenda que una realidad. Nunca imaginó que vería su rostro tan de cerca.
Elliana miró fijamente a Milton, con la mente acelerada. ¿Cómo podía hablar de su padre sin el peso de todos los años que habían pasado? ¿Cómo podía mantener tanta calidez cuando su madre se había visto obligada a esconderse de Arthur? Tragó saliva con dificultad, con la garganta apretada por las lágrimas contenidas, pero se obligó a concentrarse.
Su mirada se suavizó y negó ligeramente con la cabeza. —No sé qué creer —dijo en voz baja, con un ligero temblor en la voz—. Toda mi vida no he tenido a nadie más que a mi madre. Ni familia, ni nadie a quien llamar mío. Y ahora… me dices que eres mi hermano, y no sé cómo aceptarlo.
Milton dio un paso hacia ella, con mirada sincera. «Lo entiendo. Es mucho que asimilar. Pero ya no tienes que cargar con esto sola. Yo estoy aquí. Somos familia, estemos preparados para aceptarlo o no».
Elliana sintió un nudo en el pecho. No estaba segura de poder confiar en él, de poder creer en esta repentina revelación. Todo su mundo acababa de cambiar y el terreno familiar en el que se encontraba parecía haberse desvanecido bajo sus pies. Pero, a pesar de sus dudas, había algo en las palabras de Milton que resonaba con la verdad.
«¿Por qué ahora?», preguntó ella, con la voz un poco más firme. «¿Por qué me lo cuentas ahora? ¿Por qué has esperado hasta ahora para aparecer en mi vida?».
El rostro de Milton se suavizó y dio otro paso adelante, sin apartar la mirada de ella. —No sabía nada de ti hasta hace poco —dijo en voz baja—. Pero una vez que lo supe, no pude ignorarlo. No podía dejar que se me escapara. Si eres mi hermana, quiero formar parte de tu vida. No quiero perder esta oportunidad.
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Elliana lo miró, con el corazón aún acelerado, pero empezando a calmarse. Había algo genuino en sus palabras, algo que le hablaba de la soledad que había llevado consigo todos estos años. Quizás, solo quizás, podía permitirse creer que una famili e no estaba tan lejos como pensaba. Quizás era posible empezar de nuevo, aunque le resultara abrumador.
«Necesito tiempo», dijo finalmente, con una voz apenas audible. «Necesito tiempo para pensar en todo».
Milton asintió con la cabeza, con expresión comprensiva. «Por supuesto. Tómate todo el tiempo que necesites. No voy a ir a ninguna parte».
Mientras el peso de sus palabras flotaba en el aire entre ellos, Elliana no pudo evitar sentir una chispa de esperanza, enterrada en lo más profundo de su ser, de que tal vez, solo tal vez, esto fuera el comienzo de algo nuevo.
Reverencia. ¿Por qué? ¿Por qué su padre había perseguido a su madre? ¿Y por qué Milton no parecía sentir ira ni llevar ninguna cicatriz por ello? ¿Qué clase de monstruos eran los Campbell? Una parte enferma y retorcida de ella se estremeció. Si Milton podía perdonar tan fácilmente a quien había obligado a su madre a esconderse, ¿qué decía eso de él? ¿De los Campbell? ¿De la vida a la que se le pedía que volviera?
Mientras los pensamientos de Elliana giraban en una tormenta de sospechas y temor, Milton le tomó suavemente la mano. —Lilah, déjame llevarte a casa. Papá te está esperando. Está deseando verte después de tanto tiempo.
¿Arthur estaba esperando para verla? Se le hizo un nudo en el estómago. Instintivamente, retiró la mano.
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