Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 806
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Capítulo 806:
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Chloe y Mindy siguieron abriéndose paso entre la multitud, y pronto más estudiantes comenzaron a criticar a Elliana.
Mientras tanto, Elliana seguía inmersa en su actuación en el escenario, ajena a los crecientes susurros que se oían abajo. Aunque se hubiera dado cuenta, no le habría importado en absoluto. Estaba concentrada en cada paso que daba, pero por dentro, su mente no dejaba de dar vueltas. Cuando terminara el espectáculo, ¿cómo se acercaría a Milton? ¿Cuál era la verdad sobre su conexión con su madre?
A medida que la música pasaba de un suave murmullo a un potente torrente, el baile se aceleraba hacia su punto álgido. Los movimientos se volvían más atrevidos, más precisos, y cada compás impulsaba al equipo a igualar la energía febril de la canción.
Elliana se elevó en un brillante giro, anunciando el momento que todos habían estado esperando. El público respondió al instante. Los vítores y silbidos llenaron la sala, prueba de que el primer acto ya había hecho que la emoción se disparara.
Cada movimiento de Elliana era impecable, cada giro y cada paso una mezcla de fuerza y gracia. El resto de los bailarines parecían desvanecerse en el fondo, casi olvidados, mientras ella tomaba el mando. Con cada salto y cada giro, parecía flotar como una mariposa, encantando a todos los que la miraban. Nadie podía apartar la mirada, ni siquiera Milton. Se quedó mirando, hipnotizado, con los ojos fijos en Elliana como si el resto del mundo hubiera desaparecido.
Por otro lado, el rostro de Cole se oscureció aún más. Esa noche en Nightfall, casi no había podido contenerse mientras el baile de Elliana acaparaba toda la atención en el club. Ahora, al verla deslumbrar al público, y nada menos que a un magnate como Milton, su ira ardía aún más. Sentía como si le hubieran robado un tesoro privado y preciado y lo hubieran puesto en exhibición para que todo el mundo lo codiciara. Una furia cruda y posesiva lo consumía, mezclada con una ansiedad aguda e inquieta.
Rodeado de aplausos salvajes y al ver la mirada de Milton, Cole apretó la mandíbula hasta que le dolieron los dientes. La ira que sentía amenazaba con desatarse. Una ola de calor lo invadió. La inquietud se acumuló en su pecho, lista para explotar en cualquier momento. Levantó la mano bruscamente y tiró de la corbata. Antes de que pudiera detenerse, se le escapó una risa burlona y áspera. —Realmente está enamorado de ella, ¿verdad, señor Campbell? —dijo con voz cortante.
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Pero Milton no registró las palabras de Cole. Toda su atención permaneció fija en Elliana, excluyendo todo lo demás a su alrededor.
Cole esperó una respuesta, pero su burla quedó sin respuesta en el aire. Milton seguía absorto en el escenario. Ese silencio le pareció una bofetada. Una oleada de vergüenza le recorrió…
Por el cuello de Cole, se extendió una oleada de frustración. Nunca lo habían ignorado tan rotundamente, pero se negó a marcharse. Ver a Milton mirar a Elliana con tanta intensidad le ponía los pelos de punta.
Sin previo aviso, Cole extendió la mano y le dio una palmada en el hombro a Milton. El contacto repentino pareció sacar a Milton de su trance. Parpadeó varias veces y luego se volvió lentamente hacia Cole. «¿Necesitas algo?».
Cole luchó por ocultar su furia, forzando sus labios en una sonrisa tensa y sin humor. «Pareces bastante cautivado por la chica del escenario». Milton asintió. «Lo estoy».
Sin embargo, los sentimientos que Milton albergaba en su interior no tenían nada que ver con el romance o el deseo, al menos no en el sentido que Cole suponía. La mirada de Cole hacia Elliana ardía de deseo, era aguda y posesiva, pero Milton solo sentía una sensación de afinidad, libre de cualquier atisbo de atracción.
Mientras Milton seguía cada movimiento de Elliana, su mente se desvió hacia el pasado. Su madre había sido bailarina, inolvidable por su elegancia. Ahora, al observar a Elliana, veía ecos de ese mismo porte, especialmente en la inclinación de su cabeza y el movimiento de sus ojos. Esa rápida mirada por encima del hombro lo hizo detenerse. Esos ojos podrían haber pertenecido a su madre.
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